Déficit de absorción de zinc

Déficit de absorción de zinc

Frente de una mujer de 55 años de edad con hiperplasias sebáceas (lo que descarta el síndrome de Muir-Torre) y que si se acompaña de acné o forunculosis en rostro y espalda principalmente, con cuadros neurológicos esporádicos con cambios de la personalidad, reversibles con administración del mineral sospechoso, el diagnóstico presuntivo es de déficit de absorción de zinc.
Síntomas Desde la pubertad que no cesa en la adultez se presenta con piel grasosa, comedones, acné, forúnculos y/o ántrax cuntáneos que combinan con una marcada susceptibilidad emocional.
Causas Alelo disfuncional del gen SLC39A4 que codifica para el ZIP4.
Factores de riesgo Ingestión de alimentos ricos en antinutrientes que dificultan la baja absorción de zinc y que si se suman los factores estresantes o frustrantes, sobreviene la depresión.
Diagnóstico Solo presuntivo por los signos y la respuesta al suplemento de zinc.
Prevención Aunque el individuo que lo padezca esté en su mejor momento, suplementar por la mañana con zinc y también luego del coito, principalmente en hombres (grandes pérdidas por sudor, líquido preseminal y semen).

El déficit de absorción de zinc se caracteriza por la deficiente o malabsorción de zinc por parte de transportador ZIP4 intestinal y endotelial encefálico, siendo el primer sitio captado de la dieta y en el segundo de la sangre capilar para atravesar por medio de otros transportadores la barrera (BHE) que la separa del sistema nervioso central, y es debido a algunas diferencias o pequeñas mutaciones en el código genético en humanos y en perros, principalmente en razas malamute de Alaska, husky siberiano y sus mestizos, que ocasiona ciertos alelos que pueden afectar la eficiencia de captación de zinc y que se manifiesta clínicamente en humanos con la activación de los órganos sexuales en la pubertad por el adelgazamiento, la dermatitis seborreica, el acné, la hiperplasia sebácea, que puede evolucionar a una anafrodisia, irritabilidad y cuadros neurológicos severos, siendo todos unos síntomas reversibles que aparecen esporádicamente a lo largo de la vida del individuo.

No hay que confundirla con la mutación que provoca la acrodermatitis enteropática en humanos ni con la deficiencia de zinc nutricional que lo empeora, ya sea por alimentos carentes del mineral o por excesiva presencia de antinutrientes en los alimentos, y que afecta a todo el organismo y puede aparecer en la infancia con retraso del crecimiento, hipogonadismo, geofagia, alopecia, queilitis angular y, también en el adulto, puede manifestarse con anemia, alteraciones en la piel, alteraciones en el comportamiento y letargo, déficit tanto de la visión nocturna, como del gusto y del olfato.

Historia

En el año 1869 se observó que la presencia de zinc era esencial para el crecimiento del hongo Aspergillus niger, en 1933 se detectó que el zinc era imprescindible para el crecimiento de ratones, poco después, en 1936 el doctor sueco Theodor Brandt describió que tres pacientes niños padecían una dermatitis con diarrea incontrolable y trastornos del estado general y fue denominada en 1942 como acrodermatitis enteropática por los dermatólogos Niels Danbolt y Karl Closs. Luego hacia 1960 se sabía que el zinc era necesario para el desarrollo de diversos animales, pero se consideraba muy improbable que la deficiencia de zinc fuera un problema para el ser humano.[1][2][3]

Entre los años 1958 y 1961, a partir de las observaciones de un paciente del hospital Saadi, hechas por la doctora Ananda Prasad en Shiraz (Persia, actual Irán), se identificaron grupos de pacientes que habitaban zonas rurales tanto de dicho país como en Egipto, que presentaban un cuadro clínico caracterizado por anemia, hipogonadismo y enanismo, pero mejoraban al darle dietas con suplemento de zinc.[3][4]

El primer caso diagnosticado en Estados Unidos de América se documentó en 1969, en un paciente proveniente de Puerto Rico con enanismo, hipogonadismo, hipogammaglobulinemia, estrongiloidiasis, giardiasis y esquistosomiasis y al administrarle un suplemento de zinc, recuperó la inmunidad, el crecimiento y el desarrollo corporal. Posteriormente comenzaron los hallazgos de alelos de transportadores deficientes.[2]

Epidemiología

En el año 2014 se estimó que un 17,3 % de la población mundial estaba en riesgo de padecer deficiencia de zinc, con una prevalencia de un 7,5 % en países de ingresos altos y un 30 % en Asia del Sur, lugares en donde se empeoran los cuadros neurológicos de déficit de absorción de zinc de difícil diagnóstico.[3]

Etiología

El déficit de absorción de zinc es producido por una leve mutación, desconocida por el momento, que provoca algunas diferencias en el código genético del transportador ZIP4, lo que origina diversos alelos que pueden afectar la eficiencia de la captación de zinc tanto en el intestino, en donde es el principal, como en el encéfalo, ya que es el único ubicado en el endotelio capilar de la barrera hematoencefálica y de los plexos coroideos para captarlo desde la sangre y gracias a otros transportadores de zinc, llevarlo al líquido cefalorraquídeo y al sistema nervioso central.[5]

Patogenia

Debido a las múltiples funciones bioquímicas básicas de las células en el cuerpo humano en las que está involucrado el catión zinc, formando parte de más de trescientas enzimas del organismo, hay un amplio rango de defectos fisiológicos al producirse su deficiencia.[2]

Como el ZIP4 es el principal transportador de zinc en las membranas plasmáticas apicales digestivas absortivas, principalmente en las microvellosidades de los enterocitos del yeyuno e íleon,[6][7][8]​ y también en menor medida en el colon y el ciego, y ante un déficit de zinc además en el estómago, lo introduce desde los alimentos de la luz intestinal de manera lenta y deficiente al interior celular.[9]

Una vez que es absorbido ineficientemente por la mucosa gastrointestinal, es captado intracelularmente por las metalotioneínas del enterocito que lentamente lo irán liberando y una vez saturadas, otros transportadores de zinc lo van secretando a la sangre y así se va distribuyendo por todo el organismo para intentar lograr una concentración en el humano de alrededor de 40 mg de zinc por kg de peso corporal, de los cuales aproximadamente un 57 % está en los músculos, un 29 % se ubica en los huesos, un 6 % en la piel, un 5 % en el hígado, un 1,5 % en el cerebro y el 1,5 % restante se encuentra distribuido con altas concentraciones en la próstata, en la retina y en los órganos reproductores, entre otros tejidos biológicos y fluidos corporales con menos concentraciones del mineral.

Al llegar al endotelio capilar de la barrera hematoencefálica y de los plexos coroideos, para captarlo desde la sangre necesita picos altos de concentración para ser importados por el deficiente transportador ZIP4 y una vez realizado, gracias a los diversos exportadores endoteliales e importadores ZIP10 y ZIP1 de las células de dicha barrera, del epitelio coroideo y de las ependimarias ventriculares cerebrales, se lo puede introducir al líquido cefalorraquídeo y al sistema nervioso central.[5]

Ante un descenso aún mayor de zinc en sangre por un estímulo sexual que induce la secreción de testosterona y estrógeno que provocan más pérdidas de zinc por sudoración, en el hombre el ZIP1 de la membrana de las células prostáticas comienza a introducir activamente grandes cantidades de zinc, lo que hace disminuir aún más su concentración sanguínea, con grandes pérdidas por líquido preseminal y semen.[5]

En el postcoito o las situaciones de estrés y de frustración, a lo que se suma un previo equipaje emocional para empeorar la situación y no conseguir la concentración necesaria en el cerebro, se manifiesta con la inapetencia, la disforia poscoital si es el caso con ansiedad e irritabilidad, y todas finalmente llevan al resurgimiento de un alter ego con depresión intercalado con brote psicótico (similar a la depresión psicótica) con trastorno persecutorio pero todo reversible a las horas con el suplemento de zinc.

La acrodermatitis enteropática en neonatos humanos es una enfermedad genética por mutación del gen del citado ZIP4 que impide la absorción de zinc, produciendo una deficiencia severa.[2]

Cuadro clínico

En humanos el déficit de absorción de zinc se manifiesta desde la pubertad y permanece en la adultez. Se clasifica en tres etapas, dependiendo de su severidad:

Todo cuadro sintomatológico es reversible con un buen tratamiento nutricional de zinc a días alternos o diario y/o farmacológico de la piel.[7]

En perros se llama dermatosis con respuesta al zinc o bien síndrome de deficiencia I, y se manifiesta con síntomas cutáneos como lesiones, costras, picazón y pérdida de pelo, especialmente en cara, patas y áreas genitales.

Diagnóstico

Es de muy difícil y costoso diagnóstico ya que la medición del nivel de zinc en el suero, pelo, sudor y orina no son determinantes ya que pueden estar normales, mientras el cuadro neurológico está activo.[7]

Solo los signos clínicos nos pueden dar una idea para tener un diagnóstico presuntivo y proceder a la administración de los complementos nutricionales que lo revierten a las horas.[7]

Tratamiento

Para tratar las hiperplasias sebáceas se usa la isotretinoína, pero bajo prescripción médica, cuyos efectos adversos pueden empeorar el cuadro neurológico del déficit de absorción de zinc y si se complementa con vitamina A empeoraría aún más, llevando a una profunda depresión pero reversible al duplicar la suplementación de zinc.[10]

En general, como ya se expresó, los síntomas neurológicos son reversibles, volviendo el afectado a la vida normal a las 24 horas, luego de ingerir solo carnes u ostras que son muy ricas en zinc, también a las 12 horas con la administración por vía oral de 15 mg/día de sulfato de zinc. Lo ideal es que dicha dosificación posológica sea por la mañana, posterior a comer solo una rodaja de pan o alguna bollería simple sin agregados para no tener el estómago vacío, ya que el zinc es muy irritante y podría producir náuseas y vómitos, y además hay que evitar los alimentos ricos en antinutrientes, como la fibra vegetal, el ácido fítico, los oxalatos y los taninos.[7]

También revierten a las 6 horas con 20 mg/día de bisglicinato de zinc por vía oral, ya que se absorbe en el intestino delgado a través de transportadores de aminoácidos neutros,[7]​ como el BOAT1 codificado por el gen SLC6A19 y cuya mutación causa la enfermedad de Hartnup, el trasportador A por el gen SLC1A4 y el SNAT5 por el gen SLC38A5.[6]

Ambos complementos nutricionales también producen mejorías de los síntomas del TDAH, luego de administrarse durante tres meses.[6]

Véase también

Referencias

  1. Ackland, 2006, pp. 41-43.
  2. a b c d Prasad, 2013, pp. 176-190.
  3. a b c Sandstead, 2013, pp. 76-81.
  4. Roohani, 2013, pp. 144-157.
  5. a b c Belloni-Olivi, 2009, pp. 3221-3230.
  6. a b c Restrepo Caro, 2016, p. e.e.
  7. a b c d e f Grabrucker, 2025, p. e.e.
  8. Yotti Álvarez, 2017, p. e.e.
  9. Cousins, 2010, p. e.e.
  10. Daunton, 2019, pp. 903–905.

Bibliografía