Neomexicanismo

El Neomexicanismo es un movimiento artístico cultural, sobre todo de pintura figurativa, que nace en la década de 1980, retomando símbolos folclóricos de la sociedad mexicana como la Virgen de Guadalupe, la lucha libre, la ideología que se tiene acerca de la muerte para los mexicanos e, incluso, algunas frutas y verduras que se cosechan en el país, entre otras.[1][2]

Concepto

Fue Teresa del Conde, en 1987, quien comenzó a hablar del neomexicanismo, en su artículo para el periódico unomasuno, titulado "Nuevos mexicanismos". Más que un movimiento definido, esta tendencia surgió de una manera “incidental”, pues con los acontecimientos de la época se fue manifestando poco a poco en diferentes corrientes artísticas (música, pintura, escritura, etc.) El neomexicanismo siguió algunas de las premisas del postmodernismo, pues mezclaba distintos elementos. Para empezar, reflejaba la cotidianidad de la cultura mexicana, el pastiche, el reciclaje y la apropiación libre de imágenes y clichés que provenían del pasado local, recontextualizándolos en lenguajes visuales plenamente contemporáneos. El neomexicanismo posee una estética kitsch (estilo artístico considerado cursi, trillado, en definitiva, vulgar), el cual fue aprovechado por los artistas, recurriendo a la parodia, la sátira y situaciones irreverentes. A partir de esto, derrumbaron los clichés del alta y la baja cultura, cuestionando la solemnidad del arte y de la historia oficial.[3]

Contexto histórico

Durante los años 60 hasta los 90 en México se suceden reiteradas crisis económicas, políticas y sociales, las más importantes que quedaron marcadas fueron durante el año de l968, las luchas constantes de los estudiantes de la UNAM y IPN contra un régimen autoritario; el 19 de noviembre de 1984, una explosión causada por mal mantenimiento por parte de PEMEX en San Juanico, causando cientos de muertes y miles de personas heridas; en 1982, crisis económica en México. El devastador terremoto de 1985 y, por si fuera poco, el fraude electoral de 1988, etc.[4]

Todos estos acontecimientos hicieron que la sociedad reflexionara más su identidad como mexicanos, haciéndose las preguntas ¿Quiénes somos? y ¿Qué nos hace mexicanos?. Así mismo, se vio un creciente interés del estado por difundir una imagen de México como potencia cultural, de gran riqueza patrimonial, lo que provocó la apropiación y manipulación de los lenguajes "nacionalistas" para difundir sus postulados de unidad y de consistencia nacional. Por lo que, numerosos artistas decidieron hacer uso de una iconografía que aludía directamente a la cultura nacional, a través del uso provocador de sus temas, signos y símbolos.[5]​  

Recepción crítica y exposiciones

El neomexicanismo se consolidó con la exposición Neomexicanismos, organizada en 1987 en el Museo de Arte Moderno de México bajo la dirección de Teresa del Conde, donde participaron artistas como Julio Galán, Nahum B. Zenil, Germán Venegas y Rocío Maldonado.[6]​ La muestra fue considerada un punto de inflexión para la pintura mexicana de la década.

La recepción crítica fue diversa. Para algunos especialistas, el neomexicanismo representaba una respuesta posmoderna que utilizaba la ironía y la parodia para cuestionar los símbolos de la identidad nacional.[7]​ Otros, como Cuauhtémoc Medina, señalaron que se trataba también de un fenómeno de mercado, en sintonía con el auge internacional de la pintura figurativa durante los años ochenta.[8]

Asimismo, se ha destacado que este movimiento permitió reabrir el debate sobre el nacionalismo en el arte mexicano, conectando la tradición muralista con los lenguajes posmodernos y el mercado global del arte.[9]

Artistas dentro del movimiento

Los cómplices (1987) de Julio Galán.

En la exposición Neomexicanismos (Museo de Arte Moderno, 1987), Teresa del Conde reunió a un grupo de creadores que pasaron a ser considerados el núcleo central de esta tendencia. Entre ellos destacan Julio Galán, Nahum B. Zenil, Germán Venegas, Rocío Maldonado, Eloy Tarcisio y Javier de la Garza. Sus obras abordaban la identidad cultural, personal y sexual de manera crítica, apropiándose de símbolos nacionales para reconfigurarlos en clave posmoderna.[6]

En los años siguientes, la crítica amplió el término para incluir a otros artistas que exploraban preocupaciones similares, como Rubén Ortiz Torres, Mónica Castillo, María Guerra o Arturo Rivera.[9][10]

En conjunto, estos creadores reinterpretaron motivos iconográficos hasta entonces considerados intocables, como la Virgen de Guadalupe, el charro, el escudo nacional o las esculturas prehispánicas, para cuestionar la historia oficial y la noción de identidad mexicana. Su producción dialogó con la escena internacional, en un momento en que la pintura figurativa (neoexpresionismo alemán y neoyorquino, transvanguardia italiana) dominaba el mercado global.[1]

Véase también

Referencias

  1. a b Cázares Cerda, Gisela Ivonne; Rojas Cuevas, Rosa Maribel (5 de julio de 2014). «Un acercamiento a la idea de la posmodernidad». MAGOTZI Boletín Científico de Artes del IA 2 (4). ISSN 2007-4921. doi:10.29057/ia.v2i4.632. Consultado el 2 de noviembre de 2023. 
  2. «Neomexicanism». MOLAA | Museum of Latin American Art (en inglés estadounidense). Consultado el 30 de noviembre de 2023. 
  3. «Artes Visuales». www.jornada.com.mx. Consultado el 4 de noviembre de 2023. 
  4. Carlos Betancourt Cid. «INEHRM. México contemporáneo». 
  5. «Hacia el siglo XXI: Arte plástico en México, testimonial.». 
  6. a b Teresa del Conde, Neomexicanismos, catálogo de exposición, Museo de Arte Moderno, Ciudad de México, 1987.
  7. Christine Frérot, «De los mitos colectivos del héroe (Emiliano Zapata) a las mitologías heroicas personales. Un arte figurativo mexicano», Nuevo Mundo Mundos Nuevos, 2014.
  8. Cuauhtémoc Medina, Historias mexicanas: modernidad, resistencia y retroceso, Museo de Arte Carrillo Gil, Ciudad de México, 1999.
  9. a b Olivier Debroise, La era de la discrepancia: arte y cultura visual en México 1968–1997, UNAM / Turner, 2007.
  10. Daniel Montero, El cubo de Rubik: arte mexicano en los 90, Fundación Jumex Arte Contemporáneo + RM, 2014.

Bibliografía

  • López Cuenca, Alberto (2005). «El desarraigo como virtud: México y la deslocalización del arte en los años 90». Revista de Occidente (285): 7-22. Consultado el 30 de noviembre de 2023. 
  • Montero, Daniel (2014). El cubo de Rubik: arte mexicano en los 90. México: Fundación Jumex Arte Contemporáneo + RM, Colección Académica. 
  • Del Conde, Teresa (1987). Neomexicanismos. Ciudad de México: Museo de Arte Moderno. 
  • Debroise, Olivier (2007). La era de la discrepancia: arte y cultura visual en México 1968–1997. UNAM / Turner. 
  • Medina, Cuauhtémoc (1999). Historias mexicanas: modernidad, resistencia y retroceso. Ciudad de México: Museo de Arte Carrillo Gil. 

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