Mónica de Hipona
| Santa Mónica | ||
|---|---|---|
![]() Ángel apareciéndose a Santa Mónica (1714), por Pietro Maggi | ||
| Información personal | ||
| Nacimiento |
331 Tagaste | |
| Fallecimiento |
387 (56 años) Ostia | |
| Sepultura | Tomb and chapel of Saint Monica of Hippo y basílica de Sant'Agostino in Campo Marzio | |
| Familia | ||
| Cónyuge | Patricio | |
| Hijos | Agustín de Hipona, Navigio, Perpetua de Hipona | |
| Información religiosa | ||
| Festividad | 27 de agosto (rito romano) | |
| Venerada en | Iglesia católica, Iglesia ortodoxa | |
| Patronazgo | Madres y esposas. Modelo de las madres cristianas.[1] | |
Santa Mónica (Tagaste, Argelia, 332-Ostia, Italia, 387) es una santa cristiana y madre de san Agustín de Hipona.[2][3]
Es recordada y honrada por sus extraordinarias virtudes cristianas, en particular por sus sufrimientos causados por el adulterio de su marido, y por la vida de oración que dedicó para la conversión de su hijo, quien escribió extensamente acerca de sus actos píos y de su vida con ella en sus Confesiones.
Biografía
Mónica nació en Tagaste, en la actual Argelia. Sus padres eran cristianos y de una familia de vieja tradición cristiana.[3] Su educación se le encargó a su criada, también cristiana. Se casó a una corta edad con un hombre mayor, decurión y pagano, llamado Patricius o Patricio, en Tagaste.[4] Su esposo era un hombre muy enérgico y de temperamento violento que tenía hábitos libertinos.[3] Las limosnas, buenas acciones y oraciones de Mónica incomodaban a Patricio, pero aun así, él la trataba con respeto.
Mónica iba cada día a la iglesia y soportó con paciencia el adulterio y la cólera de su marido. Se ganó el afecto de su suegra en poco tiempo e incluso convirtió a Patricio al cristianismo y calmó su violencia. Este murió poco después de su conversión y Mónica decidió no volver a casarse.[2]
Mónica tuvo tres hijos que sobrevivieron a la infancia: dos varones, Agustín y Navigio, y una mujer cuyo nombre se desconoce, pero que ciertas tradiciones llaman Perpetua o Melania. Imposibilitada de asegurarles el bautismo, se afligió mucho cuando Agustín enfermó. Ante esta situación de sufrimiento, le preguntó a Patricio si Agustín sería bautizado, a lo cual este accedió; pero después de haber recuperado la salud, revocó este consentimiento.
Pero el alivio y la alegría de Mónica por la recuperación de Agustín se transformaron en ansiedad porque él desperdiciaba su nueva vida siendo indisciplinado y, como él mismo decía, vago. Finalmente fue enviado a una escuela en Maduros. Cuando tenía 17 años y se encontraba estudiando retórica en Cartago, falleció Patricio.
En Cartago, Agustín llevaba una vida descarriada, cometía pecados graves y abrazó el maniqueísmo, lo que le alejó de su madre.[2]
Cuando regresó al hogar, compartió sus experiencias del maniqueísmo, y Mónica lo echó del mismo. Sin embargo, dijo haber experimentado una visión que la convenció de que se reconciliara con él.

En esa ocasión ella visitó a un obispo para que convenciera a Agustín de sus errores, pero el obispo la consoló y la aconsejó que siguiera rezando por su hijo con las hoy famosas palabras:
no se perderá el hijo de tantas lágrimas.
Monica siguió a su indisciplinado hijo a Roma, donde él había ido secretamente; cuando ella arribó, él ya se había ido a Milán, pero lo siguió. Allí encontró ella al obispo Ambrosio de Milán y a través de él finalmente tuvo la dicha de ver la conversión de Agustín al cristianismo tras 17 años de resistencia.
La madre, el hijo y su nieto Adeodato pasaron seis meses de verdadera paz en Rus Cassiciacum, actualmente Cassago Brianza, y Agustín fue bautizado luego. A la edad de 28 años, Agustín acogió la gracia de Dios, se convirtió al cristianismo y recibió el bautismo en la iglesia de San Juan Bautista en Milán.
Sin embargo, África los reclamaba, así que emprendieron el viaje, se detuvieron en Civitavecchia y en Ostia. Aquí la muerte sorprendió a Mónica, y las páginas más bellas de las Confesiones de Agustín fueron escritas como resultado de la emoción que experimentó Agustín al morir madre.[2]
Santa Mónica es puesta por la Iglesia como ejemplo de mujer cristiana, de piedad y bondad probadas, madre abnegada y preocupada siempre por el bienestar de su familia, aun bajo las circunstancias más adversas.
Referencias
- ↑ corazones.org. Santa Mónica.
- ↑ a b c d ECwiki. Enclopedia Católica Online. Santa Mónica.
- ↑ a b c santopedia.org Santa Mónica.
- ↑ «AUGNET : 1029 Augustine's father». www.augnet.org. Consultado el 24 de enero de 2023.
Enlaces externos
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