Génesis

Génesis
de Moises

Adán y Eva, de Lucas Cranach el Viejo.
Género Libro sagrado
Tema(s) Cosmogonía y Historia de los judíos
Idioma Hebreo bíblico
Título original Γένεσις (griego)
בְּרֵאשִׁית (hebreo).
Texto en español Génesis en Wikisource
Pentateuco
Génesis

El Génesis —nombre que procede del griego helenístico γένεσις(del griego Γένεσις; בְּרֵאשִׁית; Liber Génesis) y que puede ser traducido como «Origen», «Creación» o «Nacimiento»— es el primero de los libros del Tanaj judío y de la Biblia cristiana.[1]​ El nombre en hebreo —más antiguo que el nombre griego— es Bereshit (בְּרֵאשִׁית), primera palabra del libro que significa «En el principio». Para los judíos es el primer libro de la Torá; para los cristianos, el primero del Antiguo Testamento. Es, por tanto, un texto sagrado para judíos y cristianos, así como para otros grupos y movimientos religiosos como los samaritanos o mormones.

El Génesis forma parte de la Torá o Pentateuco, los cinco primeros libros de la Biblia. La tradición atribuye a Moisés la autoría de la Torá. Sin embargo, existe consenso entre los estudiosos en que el Libro del Génesis se compuso varios siglos más tarde, después del cautiverio babilónico, posiblemente en el siglo V a. C.[2]​ Basándose en la interpretación científica de las pruebas arqueológicas, genéticas y lingüísticas, los principales estudiosos de la Biblia consideran que el Génesis es principalmente mitológico y no histórico. Se divide en dos partes: la historia primigenia (capítulos 1-11) y la historia ancestral (capítulos 12-50).[3]​ | La historia primitiva expone los conceptos del autor sobre la naturaleza de la deidad y la relación de la humanidad con su creador: Dios crea un mundo que es bueno y adecuado para los seres humanos, pero cuando el hombre lo corrompe con el pecado, Dios decide destruir su creación, salvando solo al justo Noé y a su familia para restablecer la relación entre el hombre y Dios.[4]​ Los primeros once capítulos, denominados por los estudiosos la historia primitiva, relatan la creación del mundo y de los primeros seres humanos, la caída y la expulsión de Adán y Eva del Jardín del Edén, el asesinato de Abel por parte de su hermano Caín, el Arca de Noé y la Torre de Babel

La historia ancestral (capítulos 12-50) narra la prehistoria de Israel, el pueblo elegido de Dios.[5]​ Por mandato de Dios, el descendiente de Noé, Abraham, viaja desde su lugar de nacimiento (descrito como Ur de los caldeos y cuya identificación con Ur sumeria es tentativa en la erudición moderna) a la tierra dada por Dios de Canaán, donde habita como extranjero, al igual que su hijo Isaac y su nieto Jacob. El nombre de Jacob se cambia por «Israel» y, por mediación de su hijo José, los hijos de Israel descienden a Egipto, 70 personas en total con sus familias, y Dios les promete un futuro de grandeza. El Génesis termina con Israel en Egipto, listo para la llegada de Moisés y el Éxodo (salida). La narración está salpicada de una serie de alianzas con Dios, cuyo alcance se va reduciendo sucesivamente desde toda la humanidad (la alianza con Noé) hasta una relación especial con un solo pueblo (Abraham y sus descendientes a través de Isaac y Jacob).[6]

El libro ofrece un relato de la creación del mundo, de la historia temprana de la humanidad y de los antepasados del pueblo de Israel (Am Israel) y los orígenes del pueblo judío.[7]


Los últimos 39 capítulos contienen las historias de los tres patriarcas: Abraham, Isaac y Jacob, lo que se denomina la historia ancestral.[3]​ Relatan, entre otras cosas, la elección por parte de Dios de Abram, que pasó a llamarse Abraham, la destrucción de Sodoma y Gomorra, la disposición de Abraham a sacrificar a su propio hijo Isaac y la lucha de Jacob con el ángel. El libro termina con los descendientes de Jacob (también llamado Israel) asentados en Egipto, con una buena relación con el Faraón.

En el judaísmo, la importancia teológica del Génesis se centra en los pactos que vinculan a Dios con su pueblo elegido y al pueblo con la Tierra Prometida. Tanto en el judaísmo como en el cristianismo surgió un género literario dedicado a interpretar y comentar el relato de la creación del Génesis, conocido como Hexamerón.

La tradición antigua atribuía la autoría del texto del Génesis a Moisés pero el consenso actual es que fue compuesto mucho más tarde, quizás en el siglo quinto a. C., durante el exilio de Judá en Babilonia.[8]

Título

La Creación del hombre por Ephraim Moses Lilien, 1903.

El nombre Génesis procede de la Vulgata latina, a su vez tomada o transliterada del griego. En hebreo Γένεσις, que significa 'origen'; בְּרֵאשִׁית; Bərēʾšīṯ, En [el] principio.[9]

El nombre griego proviene del contenido del libro: el origen del mundo, el género humano y el pueblo judío, la genealogía de toda la humanidad desde el comienzo de los tiempos. También "génesis" tiene el sentido de "prólogo", ya que la historia judía comienza propiamente con el Éxodo, del cual el Génesis es simplemente un prolegómeno.[cita requerida] Este título aparece en la Versión de los Setenta o Septuaginta Griega. En hebreo, el nombre del libro es «Bere'schíth»: "En el Principio", que se toma de la primera palabra de la frase de apertura.

Composición

El Libro del Génesis no menciona a ningún autor. Muchos estudios académicos están de acuerdo en que proviene de varias fuentes, redactadas por personas diversas, posiblemente en la época del cautiverio en Babilonia (hipótesis documentaria o hipótesis JEDSR).[cita requerida] En el siglo XVII, Richard Simon propuso que el Pentateuco había sido escrito por varios autores a lo largo de un extenso período de tiempo.[10]​ Las contradicciones internas del texto sugieren la participación de varios autores. Por ejemplo, el Génesis incluye dos narrativas de la creación.[11]

Durante la mayor parte del siglo XX, los estudios académicos sobre los orígenes del Génesis estuvieron dominados por la hipótesis documentaria formulada por Julius Wellhausen a finales del siglo XIX. Esta hipótesis ve el Génesis como una compilación de fuentes inicialmente independientes: el texto J, llamado así por su uso del término YHWH (JHWH en alemán) como el nombre de Dios; el texto E, llamado así porque usa Elohim como el nombre de Dios; y el texto P, o fuente sacerdotal, debido a su preocupación por el sacerdocio de Aarón y los levitas. Estos textos fueron compuestos de manera independiente entre el 950 y el 500 a. C. y sufrieron numerosos procesos de redacción, culminando en su forma actual alrededor del 450 a. C. Se han identificado varias fuentes adicionales que no se pueden atribuir a ninguno de los tres documentos originales, especialmente Génesis 14[12]​ (la batalla de Abraham y los «reyes de Oriente») y la «bendición de Jacob».

Según la hipótesis documentaria, J se escribió durante el siglo IX a. C. en el sur del Reino de Judá y se cree que es la fuente más antigua. E se escribió en el Reino del Norte de Israel durante el siglo VIII a. C. se escribió en Judá en el siglo VII a. C. y se asocia con las reformas religiosas del rey Josías c. 625 a. C.. La fuente más tardía fue P, que se escribió durante el siglo V en Babilonia. Según estas fechas, el Génesis y el resto del Pentateuco no alcanzaron su forma definitiva actual hasta después del exilio babilónico. Julius Wellhausen argumentó que el Pentateuco se completó en la época de Esdras. Esdras 7:14 registra que Esdras viajó de Babilonia a Jerusalén en el 458 a. C. con la ley de Dios en sus manos. Wellhausen argumentó que se trataba del Pentateuco recién compilado. Según Wellhausen, Nehemías 810 describe la publicación y la aceptación pública de este nuevo código legal c. 444 a. C..[13][14]​ Ahora había una gran brecha entre las fuentes más antiguas del Pentateuco y el período que pretendían describir, que terminó c. 1200 a. C..[15]

La tradición antigua sostenía que fue Moisés quien escribió el Pentateuco (los ‘cinco libros’, entre ellos el Génesis). Esta tradición se mantuvo incuestionada hasta la era de la Ilustración.[16]

En la primera mitad del siglo XX, la ciencia de la arqueología bíblica, desarrollada por William F. Albright y sus seguidores, combinada con la aplicación de nuevos métodos de estudio como la crítica de fuentes y la historia de la tradición, desarrollada por Hermann Gunkel, Robert Alter y Martin Noth, parecieron demostrar que las historias del Génesis están basadas en tradiciones orales del II milenio a. C. Así, a mediados del siglo XX parecía que la arqueología y el mundo académico habían reconciliado la hipótesis de Wellhausen con una versión modificada de la autoría de Moisés.

Este consenso fue roto con la publicación de dos libros: La historicidad de las narraciones patriarcales (1974) de Thomas L. Thompson y Abraham en la historia y la tradición (1975) de John Van Seters. En ellos se señalaba que la evidencia arqueológica que conectaba al autor del Génesis al II milenio a. C. podría apuntar igualmente al I milenio a. C. y que las tradiciones orales no eran tan fácilmente recuperables como Gunkel y otros habían afirmado. Un tercer trabajo, La fabricación del Pentateuco (1987) de R. N. Whybray, analizó las asunciones que subyacían en el trabajo de Wellhausen y las consideró ilógicas y poco convincentes, mientras que William G. Dever atacó las bases filosóficas de la arqueología bíblica de Albright, argumentando que no era ni deseable ni posible usar la Biblia para interpretar los registros arqueológicos.

Actualmente las teorías mayoritarias se pueden dividir en tres grupos:

  • Revisiones del modelo documentario de Wellhausen, de las que el modelo de Friedman es una de las más conocidas.[17]
  • Modelos fragmentarios, como el de R. N. Whybray, que ven la Torá como el producto de un único autor trabajando a partir de una multitud de pequeños fragmentos más que de extensas fuentes coherentes.[18]
  • Modelos suplementarios como el de John Van Seter, que ve en el Génesis la adición gradual de material a lo largo de muchos siglos por muchos autores.[19]

Géneros

El Génesis encaja exactamente en la definición de libro histórico bíblico, recordando siempre que el término "histórico" no debe entenderse en el sentido que se otorga a la historiografía moderna. Esto es especialmente cierto para los capítulos sobre los orígenes y para la historia de los patriarcas.

Pero el Génesis también es lo siguiente:

  • Historia de familia: una larga serie de biografías, cronologías y genealogías de antepasados que se centran en los acontecimientos familiares despreciando los hechos políticos o religiosos. No sigue la sucesión de gobiernos sino la de los parientes.
  • Historia popular: Suele detenerse en minucias argumentales que pueden interesar al pueblo llano y frecuentemente omite hechos que parecen esenciales a los historiadores modernos.
  • Historia religiosa: Todo lo narrado es visto bajo el criterio de que es consecuencia de la acción directa de Yahvéh, el Dios único, que interviene incuestionablemente en todos y cada uno de los momentos decisivos. Además, todos los hechos se agrupan y se explican en función de postulados teológicos destinados a probar una u otra tesis religiosa.

A pesar de estas precisiones, el Génesis da toda la impresión de narrar -en la historia de los patriarcas- hechos que fueron o semejan ser reales, dando unas muy vívidas imágenes del origen y migraciones del pueblo hebreo, de sus raíces étnicas y lingüísticas y de sus estructuras morales, sociales y culturales.

Variación textual

Los manuscritos originales se han perdido y el texto de las copias que se conservan varía. Hay cuatro grupos principales de manuscritos conservados: el Texto masorético, el Pentateuco samaritano (en escritura samaritana), la Septuaginta (una traducción al griego) y fragmentos del Génesis encontrados en los Manuscritos del Mar Muerto. Los Rollos del Mar Muerto son los más antiguos, pero solo cubren una pequeña parte del libro.[20]

Estructura

La historia primitiva

Su tema son cuatro acontecimientos principales:

Estructura:

  • La creación 1:1 - 2:3 (el primer relato de la creación).
  • Relato de los cielos y la tierra… 2:4 - 4:26 (el segundo relato de la creación y estancia en el Edén).
  • Libro de generaciones de Adán: 5:1 - 6:8
  • Registro de las generaciones de Noé: 6:9 – 9:29
  • Registro de las generaciones de Sem, Cam y Jafet: 10:1 – 11:9
  • Registro de las generaciones de Sem: 11:10-26

La historia patriarcal

TEMA: cuatro personajes sobresalientes:

Estructura:

  • Registro de las generaciones Taré: 11:27 - 25:11
  • Registro de las generaciones de Ismael: 25:12-18
  • Registro de las generaciones de Isaac; 25:19 - 35:29
  • Registro de las generaciones de Esaú: 36:1 - 37:1
  • Registro de las generaciones de Jacob: 37:2 - 50:26

Es costumbre de los hebreos dividir el libro —al igual que el resto de los libros del Pentateuco— en doce parashiot (plural femenina de parashah o parashá) o lecturas semanales, cada una de las cuales es leída cada semana en el ciclo anual de lecturas de la Torá en la sinagoga.

Temas

Los temas básicos de los que se ocupa este libro son tres: la Promesa, la Elección y la Alianza. Esto no es original, ya que los tres se repiten a lo largo de toda la Torá, pero cada uno de ellos es dominante en distintas partes del Génesis.

En la historia primitiva las intenciones de Yahvéh (Dios) se ven obstaculizadas por la infidelidad del Hombre. En la historia de Abraham la fe es abandonada, puesta a prueba y resulta victoriosa al final para ser restaurada completamente; quienes no la han perdido nunca, se ven recompensados. En tiempos de Jacob se explica que la elección de Dios por el pueblo hebreo no persigue ningún fin espurio, sino que es generosa y desinteresada. Con José, por fin, la Providencia frustra los malos impulsos humanos y los dirige pacientemente para hacerlos cumplir, en última instancia, con los planes y objetivos del diseño divino.

Resumen

Historia primigenia (capítulos 1-11)

«El arca de Noé» (1846), del pintor popular estadounidense Edward Hicks

La narrativa de la creación del Génesis comprende dos historias diferentes; los dos primeros capítulos se corresponden aproximadamente con ellas.[21]​ En la primera, Elohim, la palabra en hebreo genérica para Dios, crea los cielos y la tierra, incluida la humanidad, en seis días, y descansa el séptimo. En el segundo, Dios, ahora denominado «Yahvé Elohim» (traducido como «el SEÑOR Dios» en las traducciones al inglés), crea a dos individuos, Adán y Eva, como el primer hombre y la primera mujer, y los coloca en el Jardín del Edén.

Dios le ordena al hombre que es libre de comer de cualquier árbol, incluido el árbol de la vida, excepto del árbol del conocimiento del bien y del mal. Una serpiente, representada como una criatura engañosa o embaucadora, convence a Eva de que coma el fruto. Ella, a su vez, convence a Adán de que lo coma. Ambos se avergüenzan de su desnudez y son descubiertos por Dios, quien los expulsa del Edén y los castiga. Adán se ve obligado a ganarse el sustento con un trabajo difícil, y Eva a dar a luz con dolor. Los cristianos interpretan esto como la «caída del hombre» en el pecado. Eva da a luz a dos hijos, Caín y Abel. Caín trabaja en el jardín y Abel trabaja con la carne; un día, ambos ofrecen ofrendas a Dios, pero este no acepta la ofrenda de Caín, sino la de Abel. Esto hace que Caín sienta resentimiento hacia Abel; lo lleva a un campo y lo asesina. Entonces Dios maldice a Caín. Eva da a luz a otro hijo, Set, para ocupar el lugar de Abel.[22][23]

Después de que muchas generaciones de Adán hayan pasado por las líneas de Caín y Set, el mundo se ha corrompido por el pecado humano y los nefilim. Dios tiene la intención de acabar con la humanidad por su maldad. Sin embargo, Noé es justo e irreprochable. Dios le ordena a Noé que construya un arca y guarde en ella todos los animales, siete parejas de cada animal limpio y una pareja de cada animal impuro. Luego, Dios envía un gran diluvio para destruir todo el mundo. Cuando las aguas retroceden, Dios establece un pacto con Noé, prometiendo que nunca más destruirá el mundo con agua, y creando un arco iris como símbolo de su promesa. Dios se ve a la humanidad cooperando para construir una gran ciudad torre, la Torre de Babel. Divide a la humanidad con muchos idiomas y los separa con confusión. A continuación, se describe una línea generacional desde Sem hasta Abram.

La era patriarcal (capítulos 12-50)

«El viaje de Abram desde Ur a Canaán» (József Molnár, 1850)

Abram, un hombre descendiente de Noé, recibe instrucciones de Dios para viajar desde su hogar en Ur de los caldeos a la tierra de Canaán. Allí, Dios le hace una promesa a Abram, prometiéndole que sus descendientes serán tan numerosos como las estrellas, pero que el pueblo sufrirá opresión en tierra extranjera durante cuatrocientos años, tras los cuales heredarán la tierra «desde el río de Egipto hasta el gran río, el río Éufrates». El nombre de Abram se cambia por el de Abraham y el de su esposa y media hermana Sarai por el de Sara (que significa «princesa»). Dios establece que todos los varones deben ser circuncidados como señal de su promesa a Abraham. Debido a su avanzada edad, Sara le dice a Abraham que tome a su sierva egipcia, Agar, como segunda esposa. A través de Agar, Abraham engendra a Ismael.

Interpretaciones de la creación del mundo y el relato del Edén

Abraham presenta a Isaac en sacrificio.

Para muchos, los once primeros capítulos del Génesis merecen ser considerados aparte del resto, pues describen en una forma popular el origen y creación del mundo, el hombre y la vida en general.

La historia de la creación del mundo comienza con una contradicción sustancial entre el primer capítulo y el segundo capítulo del Génesis. En el primer capítulo Dios crea primero a los animales, y entonces crea al hombre y a la mujer a su imagen, sin establecer ninguna prioridad entre ellos;[24]​ pero en el segundo capítulo[25]​ aparece una nueva introducción a un relato distinto: Dios, esta vez llamado Yahvéh crea primero al primer hombre, Adán y lo ubica en el huerto del Edén; más adelante crea a los animales y por último crea a la primera mujer, Eva, de una costilla de Adán.

En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
Génesis 1.1 (versión Reina-Valera, 1960)
Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó
Génesis 1.27 (versión Reina-Valera, 1909)
Y de la costilla que Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre
Génesis 2.22 (versión Reina-Valera, 1909)

Se han realizado innumerables lecturas de los primeros capítulos del Génesis y varias explicaciones del doble relato de la creación del mundo: además de las interpretaciones oficiales de cada Iglesia cristiana y las distintas tradiciones judaicas, se hicieron lecturas por fuera de la religión oficial: místicas, alegóricas y científico-académicas. Entre ellas está la Cábala hebrea, la alegórica, incluyendo una alegoría a la evolución del Universo (teoría del Big Bang) y la teoría de la evolución darwinista. Pero el teísmo evolutivo es generalmente rechazado por la mayoría de los cristianos, católicos y protestantes en los Estados Unidos.

Para los creacionistas, defensores de la veracidad literal de las Sagradas Escrituras, no hay contradicción entre los dos capítulos sino que cada uno hace hincapié en un aspecto distinto de la creación. El primer capítulo del libro expone un resumen global de la creación que culmina con la institución del día de reposo, mientras que en el segundo se detalla la creación humana y la institución del matrimonio: mientras que en el primero se anuncia que Dios creó al hombre y a la mujer, en el segundo se detalla cómo se realizó.

Según los creacionistas, la aparente contradicción nacería de un error de traducción. En la Antigua Reina Valera, en el versículo 19 del capítulo 2, se usa el pasado perfecto '"formó"' en vez del pasado pluscuamperfecto '"había formado"', dando al pasaje un sentido ambiguo.

Formó, pues, Dios de la tierra, toda bestia del campo y toda ave de los cielos y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre.
Génesis 2.19

Siempre según los creacionistas, el pasaje de Génesis 1:27 no diría que Adán y Eva fueran creados simultáneamente, sino que fueron creados en el mismo día, por lo que el capítulo segundo no contradiría al primero, sino que solo añade detalles no mencionados en el capítulo uno.

Fuera de las lecturas creacionistas, la discrepancia bíblica sobre la creación alimentó la leyenda posterior de Lilith, según la cual Dios creó primero una mujer llamada Lilith, que sería la mujer referida en el primer capítulo, y Eva, que aparece en el segundo, resultaría ser en cambio la segunda mujer. (véase Leyendas del cristianismo).[26]

En los círculos académicos predomina otra interpretación, basada en la hipótesis documentaria: el capítulo 1 del Génesis es identificado con la tradición sacerdotal, mientras que el capítulo 2 pertenece a la escuela yavista. La tradición sacerdotal, que compone el primer capítulo del Génesis, es la fuente más tardía, posterior al exilio en Babilonia, cuando el judaísmo se cimentaba más como una religión que como una nación en particular, y cuyo propósito sería también reforzar la idea del sábado como día sagrado de descanso, además por supuesto de dejar claro que toda la creación, incluido el hombre, son obra de Elohim. Por otra parte, el segundo capítulo del Génesis se trataría de un escrito mucho más antiguo, de la época de los reyes en Israel, el cual vendría a ser un lamento en el que la situación sedentaria y civilizada centrada en ciudades del reino conllevaba también injusticias, pobreza y marginación, pues para ellos el relato del segundo capítulo del Génesis parecería ensalzar los valores del nomadismo y de la cercanía con Yahvéh provenientes de la vida en el desierto.

Relación entre el «Génesis» bíblico y los mitos sumerios

Al analizar la mitología sumeria y relacionadas (sumerios, acadios, babilonios y asirios), en tablillas con historias de origen sumerio ―como el Enuma Elish―, se pueden encontrar puntos similares, o potencialmente influyentes en la historia bíblica del Génesis.

  • Según la mitología sumeria, la diosa Ki tomó un hueso de Enki y creó una diosa llamada Nin-ti, la ‘mujer del hueso’. (Paralelismos con la historia de Eva).[27]
  • Enki creó a los seres humanos y un lugar donde el hombre podía vivir sin miedo a los animales, un lugar sin terror; pero posteriormente su hermano Enlil descubrió que los humanos tenían un comportamiento inadecuado, y por ello los expulsó de este paraíso. (Paralelismos con la historia del Jardín del Edén).
  • También se mencionan las disputas de dos dioses, la diosa del grano llamada Ashnan y la diosa del ganado llamada Lahar. Un problema similar se menciona entre Emesh y Enten que estaban encargados de la vegetación, bosques y campos, y el otro de las cosechas y la agricultura y de los animales y el ganado, los cuales tuvieron una gran disputa (Paralelismos con la historia de Abel y Caín).
  • La historia bíblica del Diluvio universal, y la historia de Utnapishtim.

No obstante, algunos autores creacionistas como Murray Adamthwaite niegan que haya causalidad entre los relatos sumerios y el Génesis.[28]

Comentarios

De la Iglesia católica

Las palabras iniciales del Génesis presentan el propósito fundamental de la obra: atribuir a la acción de Dios el origen del mundo, de los pueblos y, de manera especial, del pueblo de Israel. El relato no busca ofrecer una interpretación científica de la creación ni de la historia, sino una visión teológica que muestra a Dios como causa última de todo cuanto existe. Esta perspectiva marca el sentido del libro, cuyo título proviene de la traducción griega realizada en el siglo II a. C., donde se le llamó *Génesis*, término que significa «orígenes» y que resume con precisión su contenido esencial.

Estructura y síntesis del contenido

A lo largo del Génesis, la fórmula «Éstas son las generaciones…» funciona como recurso literario que organiza el relato en secciones y da continuidad a la narración. Dentro de la primera gran parte del libro, centrada en la creación y en los orígenes de la humanidad, se encuentran cinco de estas divisiones.

  • La primera aparece en 2,4, al concluir el relato inicial de la creación y dar paso a otra narración que se enfoca en Adán, Eva y sus descendientes inmediatos. Aquí se subraya que el ser humano, creado para vivir en comunión con Dios, desde el inicio transgredió su mandato, introduciendo el mal en la historia.
  • La segunda se halla en 5,1, donde se enumeran las generaciones que van de Adán hasta Noé. Este pasaje resalta el crecimiento de la humanidad bajo la bendición divina, pero también la propagación del pecado, que se extendió hasta corromper la convivencia humana.
  • La tercera división surge en 6,9, al iniciarse el relato del diluvio. En esta sección, Noé aparece como figura clave, pues a través de él Dios preserva un resto justo frente a la destrucción, estableciendo con él y su descendencia un pacto que renovará la relación de la divinidad con la humanidad.[29]

Marco histórico

La primera parte del Génesis transmite verdades religiosas fundamentales mediante un lenguaje simbólico propio de la antigüedad. Sus once primeros capítulos explican los orígenes del mundo y del hombre desde la fe en un Dios único, diferenciándose de los mitos vecinos por haber sido purificados de elementos politeístas y mágicos. En ellos se afirma la creación divina, la dignidad del ser humano y la presencia del mal introducido por el pecado.

La segunda parte se centra en la historia de los patriarcas, inscrita en contextos históricos y geográficos reconocibles del Oriente Medio: Mesopotamia, Palestina y Egipto. La arqueología respalda el trasfondo cultural de estos relatos, situados desde el siglo XVIII a. C., con la llegada de Abrahán a Canaán, hasta antes del siglo XIII a. C., cuando probablemente tuvo lugar el éxodo.[30]

Composición

Dios condujo al pueblo de Israel a una reflexión sobre los orígenes, distinta de los mitos de los pueblos vecinos, pues los autores sagrados seleccionaron y transformaron elementos literarios para transmitir un mensaje de fe universal. En los once primeros capítulos del Génesis se combinan tradiciones yahvista y sacerdotal, junto con símbolos y genealogías que abarcan desde la creación hasta Abrahán, funcionando como introducción a la historia patriarcal.

Las narraciones sobre los patriarcas, procedentes de antiguas tradiciones orales, incluyen relatos familiares, épicos, poéticos y cultuales vinculados a lugares sagrados de Canaán. Estos reflejan el ambiente del segundo milenio a.C. y se organizaron en ciclos en torno a personajes y lugares, hasta quedar incorporados en la redacción definitiva del Pentateuco. El Génesis, situado al inicio de la Biblia, orienta su mensaje hacia el Éxodo y la Alianza del Sinaí. La tierra de Canaán aparece como centro de la promesa, y la historia de José actúa como nexo entre la época de los patriarcas y los acontecimientos fundacionales de Israel.[31]

Enseñanza

El Génesis presenta como núcleo la elección de Israel, iniciada con la llamada de Abrahán, cuya obediencia ejemplar alcanza su punto culminante en la disposición al sacrificio de Isaac. El libro enseña verdades esenciales: la creación del mundo y del hombre por Dios, la unidad de la humanidad, la entrada del mal por el pecado y la esperanza de salvación. Dios se manifiesta como creador trascendente y, a la vez, como protector cercano. Su palabra ordena el cosmos y, mediante ella, Abrahán e Israel son elegidos como primicia de la humanidad liberada del caos y la idolatría. En las historias patriarcales se confirma constantemente la fidelidad divina mediante la renovación de las promesas de una tierra y una descendencia numerosa.[32]

Comprensión del Génesis desde el Nuevo Testamento

Leído desde el Nuevo Testamento, el Génesis adquiere una plenitud de sentido en Cristo. Jesús confirma su vigencia al remitirse a sus enseñanzas —como en la indisolubilidad del matrimonio— y revela la dignidad del hombre y de su vocación. La promesa hecha a Abrahán encuentra cumplimiento en Jesucristo, verdadera descendencia del patriarca, por quien todas las naciones son bendecidas; de ahí que quienes creen en Él sean considerados hijos de Abrahán.

La creación, entendida «en el principio», se reconoce ahora como obra de la Trinidad, realizada en referencia a Cristo, Imagen perfecta de Dios, en quien todas las cosas fueron creadas. A la luz de la Redención, el pecado del primer Adán se comprende en su alcance universal, así como la restauración que ofrece Cristo, nuevo Adán. El Génesis, iluminado por el Nuevo Testamento, manifiesta que la promesa de salvación estaba ya inscrita desde los orígenes y que el paraíso terrenal prefiguraba la plenitud de vida junto a Dios.[33]

Véase también

Referencias y notas al pie

  1. Hamilton, 1990, p. 1.
  2. Oliver, 2017.
  3. a b Bergant, 2013, p. xii.
  4. Bandstra, 2008, p. 35.
  5. Bandstra, 2008, p. 78.
  6. Bandstra, 2004, pp. 28–29.
  7. Sweeney, 2012, p. 657.
  8. Oliver, Simon (2017). Creation. Bloomsbury. p. 11-12. ISBN 9780567656117. 
  9. Carr, 2000, p. 491.
  10. Van Seters, 1998, p. 5.
  11. Longman, 2005, pp. 47–48.
  12. Génesis 14
  13. Davies, 1998, p. 19.
  14. Van Seters, 1998, p. 9.
  15. Davies, 1998, p. 20.
  16. «Pentateuco - Enciclopedia Católica». ec.aciprensa.com. Consultado el 22 de agosto de 2021. 
  17. Richard Elliot Friedman: "The Bible with sources revealed", 2003.
  18. R. N. Whybray, The making of the Pentateuch: a methodological study. Sheffield: JSOT Press, 1987.
  19. Van Seters, John: Abraham in history and tradition. Yale University Press, 1975.
  20. Hendel, 1992, p. 933.
  21. Hablando de la desunión del Pentateuco, Baden (2019, p. 14) escribe: «Las dos historias de la creación del Génesis 1 y 2 proporcionan la salva inicial. Es imposible leerlas como una única narración unificada, ya que discrepan en casi todos los puntos, desde la naturaleza del mundo anterior a la creación hasta el orden de la creación y la duración de la misma».
  22. Mathews, 1996, p. 290.
  23. Hamilton, 1990, p. 242.
  24. Génesis 1:25-26
  25. Génesis 2:4
  26. «Lilith, la demoniaca primera mujer que abandonó a Adán según la tradición judía». Diario ABC. 14 de septiembre de 2015. Consultado el 19 de junio de 2025. 
  27. Es posible que tanto los sumerios como los antiguos hebreos estuvieran muy familiarizados con las osamentas de animales. Notarían con facilidad que a los esqueletos humanos de varones no les faltaba ninguna costilla, y en cambio sí les faltaba un hueso fundamental que encontrarían en todas las osamentas de animales machos: el báculo. Quizá sea este el «hueso» (tzelá) cuya ausencia los antiguos notaban en los esqueletos humanos.
  28. Adamthwaite, Murray. «Is Genesis 1 Just Reworked Babylonian Myth?». Journal of Creation. 
  29. Universidad de Navarra. Cátedra de Teología. Comentarios a la Sagrada Biblia; EUNSA pp 3854-57
  30. Universidad de Navarra. Cátedra de Teología. Comentarios a la Sagrada Biblia; EUNSA p 3858
  31. Universidad de Navarra. Cátedra de Teología. Comentarios a la Sagrada Biblia; EUNSA pp 3858-50
  32. Universidad de Navarra. Cátedra de Teología. Comentarios a la Sagrada Biblia; EUNSA p 3861
  33. Universidad de Navarra. Cátedra de Teología. Comentarios a la Sagrada Biblia; EUNSA pp 3861-62

Bibliografía

Lecturas complementarias

Comentarios

  • Blenkinsopp, Joseph (2011). Creation, Un-creation, Re-creation: A Discursive Commentary on Genesis 1–11. Continuum International Publishing Group. ISBN 978-0-567-37287-1. 
  • Brueggemann, Walter (1986). Genesis. Interpretation: A Bible Commentary for Teaching and Preaching. Atlanta: John Knox Press. ISBN 0-8042-3101-X. 
  • Cotter, David W (2003). Genesis. Liturgical Press. ISBN 978-0-8146-5040-0. 
  • De La Torre, Miguel (2011). Genesis. Belief: A Theological Commentary on the Bible. Westminster John Knox Press. 
  • Fretheim, Terence E. "The Book of Genesis." In The New Interpreter's Bible. Edited by Leander E. Keck, vol. 1, pp. 319–674. Nashville: Abingdon Press, 1994. ISBN 0-687-27814-7.
  • Hamilton, Victor P (1995). The Book of Genesis: chapters 18–50. Eerdmans. ISBN 978-0-8028-2309-0. 
  • Hirsch, Samson Raphael. The Pentateuch: Genesis. Translated by Isaac Levy. Judaica Press, 2nd edition 1999. ISBN 0-910818-12-6. Originally published as Der Pentateuch uebersetzt und erklaert Frankfurt, 1867–1878.
  • Kass, Leon R. The Beginning of Wisdom: Reading Genesis. New York: Free Press, 2003. ISBN 0-7432-4299-8.
  • Kessler, Martin; Deurloo, Karel Adriaan (2004). A Commentary on Genesis: The Book of Beginnings. Paulist Press. ISBN 978-0-8091-4205-7. 
  • Plaut, Gunther. The Torah: A Modern Commentary (1981), ISBN 0-8074-0055-6
  • Rogerson, John William (1991). Genesis 1–11. T&T Clark. ISBN 978-0-567-08338-8. 
  • Sacks, Robert D (1990). A Commentary on the Book of Genesis. Edwin Mellen. 
  • Sarna, Nahum M. The JPS Torah Commentary: Genesis: The Traditional Hebrew Text with the New JPS Translation. Philadelphia: Jewish Publication Society, 1989. ISBN 0-8276-0326-6.
  • Speiser, E.A. Genesis: Introduction, Translation, and Notes. New York: Anchor Bible, 1964. ISBN 0-385-00854-6.
  • Towner, Wayne Sibley (2001). Genesis. Westminster John Knox Press. ISBN 978-0-664-25256-4. 
  • Turner, Laurence (2009). Genesis, Second Edition. Sheffield Phoenix Press. ISBN 978-1-906055-65-3. 
  • Von Rad, Gerhard (1972). Genesis: A Commentary. Westminster John Knox Press. ISBN 978-0-664-22745-6. 

General

Enlaces externos


Predecesor:
-
Bereshit
Libro de la Torá
Sucesor:
Shemot

Predecesor:
-
Génesis
Libro del Pentateuco
Sucesor:
Éxodo