La brigada quimera
| La Brigada Quimera | |||||
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| La Brigade chimérique | |||||
![]() Logo de La brigada quimera. | |||||
| Idioma | Francés | ||||
| Género | Radiumpunk, fantastique, maravilloso científico | ||||
| Publicación | |||||
| Formato | Cómic | ||||
| Periodicidad | 1938-1939 | ||||
| Editorial | L'Atalante | ||||
| Dirección artística | |||||
| Creador(es) |
Serge Lehman Fabrice Colin | ||||
| Guionista(s) | Serge Lehman et Fabrice Colin | ||||
| Dibujante(s) | Gess | ||||
| Colorista(s) | Céline Bessonnea | ||||
| Contenido | |||||
| Personajes principales |
Irène Joliot-Curie Jean Séverac Le Nyctalope Docteur Mabuse George Spad | ||||
| Colección | |||||
| Número | 6 | ||||
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La brigada quimera, conocida en francés como La Brigade chimérique, es una serie de cómics francesa creada por los guionistas Serge Lehman y Fabrice Colin, el ilustrador Gess y la colorista Céline Bessonneau. La serie de seis volúmenes se publicó entre agosto de 2009 y octubre de 2010 por la editorial L'Atalante.
La historia se desarrolla en Europa poco antes de la Segunda Guerra Mundial, donde los superhumanos (conocidos también como Übermensch) surgidos de los campos de batalla de la Primera Guerra Mundial prosperan entre gases y rayos X. Convocados por el Doctor Mabuse en el corazón de los Alpes austriacos, estos superhumanos observan impotentes cómo el Doctor planea dominar el continente. En Francia, el Nictálope abandona la política internacional a partir de la desaparición de Marie Curie y, conscientes del peligro alemán, el matrimonio Joliot-Curie recurre a Jean Séverac. Este hombre, que trabajó con Marie Curie en el Instituto del Radio, podría ser la clave para dirigir la resistencia contra el Doctor Mabuse y sus aliados: Gog en Italia, la Falange en España y los inquietantes Nosotros en el Este.
Al revisitar el ascenso del nazismo, el cómic pretende explicar la desaparición de los superhéroes en Europa a través de una alegoría fantástica y el hecho de que su propia existencia quedara borrada del imaginario colectivo tras la guerra. Los autores rinden homenaje a la ciencia ficción europea (también llamada anticipación) del periodo de entreguerras al referenciar obras literarias que han caído en el olvido y al establecer un vínculo causal entre el fin de los superhombres europeos y la aparición de los superhéroes estadounidenses.
Ganadora del premio Grand prix de l'Imaginaire en 2011 en la categoría de «BD - Cómics», el universo de la serie ha sido extendido por medio de su adaptación a un juego de rol y de la creación de una serie de cómics ambientados en los años anteriores a los acontecimientos narrados por la historieta principal L'Homme Truqué y L'Œil de la Nuit (El hombre modificado y El ojo de la noche) y secuelas como Masqué y La Brigade chimérique - Ultime Renaissance (Enmascarado y La brigada quimera - Renacimiento definitivo).
Origen de la obra
El comienzo
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La serie surge de la observación del escritor de ciencia ficción Serge Lehman sobre una falsa concepción: la ciencia ficción se percibe como un género esencialmente americano, a pesar de que existió y floreció a finales del siglo XIX y XX en Europa, particularmente en Francia. Sin embargo, la ciencia ficción europea desapareció por completo del imaginario colectivo tras la Segunda Guerra Mundial.
A partir de esto, el guionista elaboró el proyecto de una ucronía o historia alternativa situada en la ciudad de Metrópolis, en la que los personajes son los superhombres franceses de los años 1920 y 1930, con el fin de documentar su desaparición del imaginario colectivo.[1]

El proyecto se retomó en 2005, cuando formó parte del lanzamiento de la colección de cómics Flambant Neuf, publicada por la editorial L'Atalante. Lehman le comentó a la editorial que quería contar la historia de la desaparición de los superhéroes europeos a través de una serie de cómics. La editorial se puso en contacto con Gess para que realizara los dibujos y también contó con la ayuda del novelista Fabrice Colin para escribir el guion y de la colorista Céline Bessonneau.[1][2] Todo las personas involucradas aparecen en la portada del cómic con sus créditos correspondientes, sin distinciones de ningún tipo.[3]
A diferencia de Estados Unidos, donde el género sigue siendo prolífico y es capaz de renovarse constantemente, las historias de superhombres desaparecieron en el territorio francés, eclipsando a toda la ciencia ficción del periodo de entreguerras.[4] Para explicar esta desaparición, La brigada quimera redime al género literario a través de sus personajes ficticios más célebres de principios del siglo XX y de personajes históricos reales de círculos científicos y literarios.[5]

La brigada quimera también mostró su intención de difundir el género y volverlo accesible a los lectores, con el fin de que más autores franceses crearan historias de superhéroes.[6]
El nombre de la serie es un homenaje a las Brigadas del Tigre —la policía francesa de principios del siglo XX popularizada por la serie de televisión del mismo nombre—, a las Brigadas Internacionales y al uso de la palabra «chimère» (quimera) empleada habitualmente por los escritores del periodo antes de la guerra.[4]
Para recuperar el espíritu de los folletines (obras que se publicaban como anexos adheridos a la página en la parte inferior de los periódicos.) y los cómics de antes de la guerra, Lehman quiso inicialmente publicar la serie en los quioscos de forma mensual. Sin embargo, por razones comerciales, el editor lo convenció para que adoptara una fórmula intermedia: seis álbumes de tapa dura con dos episodios cada uno publicados a lo largo de un año.[7]
Antecedentes
Desde principios del siglo XXI, el cómic forma parte del redescubrimiento del patrimonio literario francófono olvidado que abarca tanto el género maravilloso científico como el folletín.[8]
Serge Lehman participó en este resurgimiento con su artículo Les mondes perdus de l'anticipation française (Los mundos perdidos de la ciencia ficción francesa), publicado en la revista Le Monde diplomatique en 1999, donde lamentó la invisibilización de la ciencia ficción francesa de principios del siglo xx. Más tarde, en su libro Les Chasseurs de chimères (Cazadores de quimeras), publicado en 2006, reunió un gran número de textos de la época y reflexionó sobre el género.[8]
Por otra parte, hubo otros autores franceses que también buscaron apoyar la reapropiación del patrimonio literario francófono y por ello se interesaron en ciertas figuras de la literatura popular de finales del siglo XIX y principios del XX;[9] sobre todo porque las historias de muchos personajes pasaron a ser de dominio público. Por ejemplo, Jean-Marc Lofficier, editor y fundador de la editorial Rivière Blanche, buscó hacer tanto un homenaje como una nueva interpretación de muchos personajes famosos u olvidados de la literatura popular en las antologías de cuentos Les Compagnons de l'Ombre (Los amigos de la sombra).[10]
Además de la literatura, el cómic también ha sido un medio muy dinámico para el reconocimiento del género de lo maravilloso científico.[11] De hecho, desde principios del siglo XXI, la popularidad de los superhéroes ha ido en aumento con historias cada vez más complejas,[12] como el cómic Los centinelas de Xavier Dorison y Enrique Breccia publicado tres meses antes que La brigada quimera. Este cómic, ambientado en la Primera Guerra Mundial, narra la historia de Taillefer, un cíborg alimentado con radio quien es parte de una división especial de supersoldados mejorados mecánicamente del ejército francés.[11][13]
Cuando el primer volumen de La brigada quimera salió a la venta en 2009, a menudo era comparado con el cómic del autor británico Alan Moore, The League of Extraordinary Gentlemen (1999), donde recreaba un mundo en el que convivían numerosos personajes de ficción de finales del siglo XIX y principios del XX. De hecho, para evitar ser acusado de plagio, se dice que Lehman retrasó la escritura de La brigada quimera. No obstante, más allá del concepto de reutilización de personajes de la literatura, las dos obras difieren en cuanto a sus objetivos narrativos. Mientras que Alan Moore presentó a personajes de la literatura siendo presas de amenazas puramente ficticias, Serge Lehman los utilizó en una visión teleológica (rama de la filosofía que estudia los fines o propósitos de los individuos u objetos) con el fin de explicar su desaparición de la memoria colectiva.[5] Para lograrlo, reinterpretó personajes literarios e históricos con el fin de contar una historia original sobre la desaparición de los superhéroes europeos.[11]
Fuentes de inspiración

En el apéndice de la edición completa de La brigada quimera, dedicado a los orígenes del cómic, Serge Lehman reconoce que sus mayores fuentes de inspiración fueron: L'Énigme de Givreuse (El enigma de Givreuse) del novelista J.-H. Rosny aîné y L'Homme chimérique (El hombre quimera) de la novelista George Spad.
Ambas novelas tienen en común que exploran la idea de la separación molecular. La primera, L'Énigme de Givreuse, publicada en 1916, cuenta la historia de Pierre de Givreuse, quien misteriosamente se duplica en dos individuos idénticos en las trincheras de la Primera Guerra Mundial.[14] En su novela, Rosny aborda temas relacionados con la memoria y las consecuencias de la amnesia.[15] Por su parte, Lehman le rinde homenaje a la novela con un cameo de los gemelos de Givreuse, quienes aparecen conversando con el atlante Sun-Koh —el personaje del escritor alemán Paul Alfred Müller—.[5]
El cómic también hace referencia explícita a la segunda novela, L'Homme chimérique de George Spad, por medio del título y del personaje principal. El guionista de La brigada quimera hace múltiples referencias a esta novelista en su apéndice de la edición completa,[5] donde explica que George Spad —o George Spadd— es en realidad un seudónimo colectivo utilizado por primera vez por Renée Dunan,[16] y luego por su amiga Huguette Blanche Perrier a partir de 1924.[17][4] La escasa información sobre la biografía de la novelista procede de la página web «Société des amis de George Spad» (Sociedad de amigos de George Spad), con la que tienen una relación cercana los ensayistas Joseph Altairac y Guy Costes.[5]
Serge Lehman reveló que esta novela de 1919, publicada por la editorial Louis Querelle, cuenta la historia del capitán Jean Brun de Séverac quien desaparece en la guerra de trincheras de la Primera Guerra Mundial y después reaparece en forma de cuatro personajes que representan un elemento de su personalidad: un arcángel, un oso, un esqueleto y una mujer con poderes.[16]
El guionista indicó que esta novela tendría una secuela de la misma autora en formato de folletín mensual titulado Les Pirates du Radium (Los piratas del radio), publicado entre septiembre de 1924 y febrero de 1925. La serie terminó con el anuncio de un nuevo título nunca publicado: La Brigade Chimérique contre Dr Mabuse (La brigada quimera contra el Doctor Mabuse).[16] De este modo, La brigada quimera es la continuación directa de Les Pirates du Radium.[4]
No obstante, en realidad, esta supuesta fuente de inspiración, cuya historia es idéntica al argumento del cómic, es un engaño literario montado por los autores a mediados de los años 2000.[5] De hecho, durante el proceso de producción de La brigada quimera, Lehman escribió un prefacio donde presentaba al cómic cómo la continuación de una serie de novelas de los años veinte. Aunque el prefacio no se mantuvo, el personaje de George Spad se incluyó en el guion.[16]
Más tarde, en junio de 2021, antes de la publicación de la novela por la editorial Les Moutons électriques en septiembre del mismo año, la novelista Christine Luce reveló que ella junto a otros tres ensayistas y novelistas —Philippe Ethuin, Joseph Altairac y Guy Costes— habían formado parte del engaño. Se trataba de una mise en abyme (técnica narrativa que implica presentar una historia dentro de otra con el fin de darle mayor complejidad o profundidad.) donde Christine Luce había escrito la novela bajo el nombre de George Spad y finalmente pasó a llamarse Renée Dunan contre les mutants (Renée Dunan contra los mutantes).[18] No obstante, la novela fue reeditada en 2024 bajo su título «original», L'Homme Chimérique, y con el subtítulo: Christine Luce et Serge Lehman présentent George Spad (Christine Luce y Serge Lehman presentan a George Spad); incluyendo un prefacio de Luce y un epílogo de Lehman.[18]
En el epílogo, se relata detalladamente cómo se gestó este engaño literario, desde el inicio del proceso creativo en 1996 hasta su revelación a finales de la década de 2010: «El asunto con George Spad [es] fruto de un proceso mítico, en el que participaron el azar, los sesgos cognitivos, la falta de documentación y una oscura conspiración sin jefe ni orden . Varios relatos sobre su origen se han difundido. Aprovecho la ocasión para establecer los hechos tal como yo los viví». La ilustración de la portada es obra de Stéphane de Caneva, quien dibujó Metrópolis y La Brigade Chimérique - Ultime Renaissance.
El hipermundo, un multiverso literario
«Les Hypermondes» es el nombre de la primera colección mundial de libros de ciencia ficción, creada en 1935 por el novelista y ensayista Régis Messac. La colección fue bautizada con el nombre del concepto homónimo utilizado para designar los universos imaginarios en los que se desarrollan las historias producidas por el género. De esta forma, según Serge Lehman, el término puede utilizarse para designar el universo imaginario en el que aparecen todos los personajes de ficción de la literatura popular.[11]
Una alegoría fantástica sobre Europa poco antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial
Una «metaforización» de la historia

La brigada quimera es descrita por sus creadores como «radiumpunk», ya que presenta vehículos y tecnología imaginaria. Esta palabra, derivada del término steampunk, enfatiza la idea sobre el dominio del radio, puesto que su descubrimiento por Marie Curie sirve como punto temporal de divergencia histórica. De este modo, mientras que el steampunk, como su nombre indica, se define por el dominio del vapor (steam en inglés), el radiumpunk se distingue por el dominio de la radiactividad.[19]
La serie se califica como una “alegoría fantástica” en la medida en que, aunque se presenta inicialmente como una ucronía, converge con la realidad histórica en 1939.[20] La cronología del relato está basada en hechos históricos reales, incorporando todas aquellas problemáticas que se consideraban relacionadas con el concepto del superhombre, como las investigaciones de Marie Curie sobre el radio o la retórica nazi en torno a la noción del superhombre.[21]
Asimismo, los autores trataron de respetar la cronología geopolítica de la Europa de entreguerras: la Revolución bolchevique, la República de Weimar y la guerra civil española, reinterpretado estos acontecimientos a través de una visión conflictiva entre superhéroes y villanos.[22] Cada personaje simboliza el esfuerzo, la voluntad, así como la impotencia y la cobardía que a lo largo de la década de 1930 condujeron al estallido de la Segunda Guerra Mundial.[23] Los autores integraron la Shoa como clímax de la narración, en la medida en que sitúan el exterminio de los judíos en el universo súper científico del cómic. De este modo le devuelven al término «holocausto» un significado concreto, ya que Metrópolis —auténtico símbolo del régimen de Mabuse— está construida sobre el sacrificio de los judíos.[24] Así, mediante esta relectura de la historia, los autores relatan «una realidad histórica cuyo imaginario se amplió».[22]
Contexto geopolítico

El universo de La brigada quimera esta ambientado en la Europa de finales de los años treinta. Aunque si bien los autores respetaron el contexto geopolítico de Europa poco antes de la Segunda Guerra Mundial, lo adaptaron para integrar personajes de ficción, poniendo las principales capitales bajo el control de los superhombres.[25] Estos personajes fueron elegidos entre los héroes de la literatura popular del periodo de entreguerras para representar los tres polos del conflicto mundial que se avecinaba: los fascistas, los comunistas y el régimen democrático.[1]
De este modo, Alemania se encuentra en manos del Doctor Mabuse quien es capaz de hipnotizar a las masas. Su organización toma prestada la simbología del partido nazi, con hombres-esqueleto que hacen alusión a las SS, donde la figura de Adolf Hitler aparece de forma implícita en todos sus discursos.[26] Creado en 1921 por el novelista Norbert Jacques, el Doctor Mabuse es un criminal alemán arquetípico del «villano genio», quien al igual que sus contemporáneos Fu Manchú y Fantômas, se distinguen por dominar la hipnosis telepática, lo que le permite someter a sus víctimas.[27] Se volvió popular gracias a las películas dirigidas por Fritz Lang en los años veinte y treinta. Para desarrollar este personaje y sus planes belicistas Lehman y Colin se inspiraron en las películas de Lang, especialmente en las que su contenido implícito remitía al nazismo. Así, además de compartir la inicial «M», las películas Mabuse, M le maudit (M, el maldito) y Metrópolis reflejan las mismas posturas antifascistas del cineasta austro-alemán.[28][29] El juego onomástico llega incluso a convertir a Metrópolis en su ciudad-capital.[30]
Los autores tuvieron más dificultades para retratar a los aliados europeos de Mabuse, ya que en la literatura de los países de Europa latina había muy pocos superhéroes.[1] Sin embargo, para representar a la Italia fascista, optaron por el personaje de Gog tomado de la novela homónima, Gog, de 1931 del escritor italiano Giovanni Papini, simpatizante al fascismo. Este personaje millonario, cínico y nihilista, que está al mando de las finanzas de Italia, contrasta con su aliado español conocido como La Falange, un superhombre franquista nacido en las trincheras, y creado específicamente para los fines de esta historia.[30] La Falange controla a España, pero debe de enfrentarse a la guerrilla encabezada por un héroe revolucionario llamado «el Partisano». Este enigmático personaje, fue concebido como un arquetipo y no aparece más que en un cartel, en los recuerdos de George Spad y al final de la serie, en los muelles de Londres, como símbolo de su rechazo a abandonar el continente europeo. Los autores de l’Encyclopédie de la Brigade chimérique (la Enciclopedia de La brigada quimera) desarrollaron más tarde el personaje, describiéndolo como un «héroe sin poder», que cree en la igualdad y hace referencia a la figura de George Orwell.[31]

Al este de estas potencias nocivas, concebidas por los autores como los «supervillanos de la época»,[32] se encuentra la organización «Nosotros». Como representación de la URSS, esta organización soviética está conformada por hombres y mujeres sin rostro ni poderes, aunque algunos de ellos pilotean exoesqueletos mecánicos que les permiten enfrentarse a los superhombres. Nosotros —sociedad inspirada por la novela del escritor ruso Yevgueni Zamiati— es un régimen dirigidó por un robot, cuyo rostro evoca al de Stalin, llamado «Gran Hermano» en referencia a la obra 1984 de George Orwell.[30] Frente a estos regímenes, las democracias occidentales intentan preservar la paz en Europa. Sin embargo, a inicios del conflicto mundial, se ven superadas en su patético intento por mantener la paz, incluso poniendo en juego su honor.[33]
Desde la Primera Guerra Mundial, Marie Curie —apodada «la reina del radio»— dirige el Instituto del Radio, donde acogió a los soldados que eran víctimas de experimentos químicos en las trincheras. Estos superhombres ya curados, analizados y por lo general entrenados, desarrollaban capacidades extraordinarias, y luchaban bajo su liderazgo. A su muerte, en 1934, designó al Nictálope como el nuevo protector de París gracias a su organización, el Comité d'information et de défense (Comité de Información y Defensa, CID), cuyo cuartel general se encuentra en Montmartre.[34] El legado científico de Marie Curie fue retomado por su hija Irène y su yerno Frédéric Joliot-Curie, quienes asumieron conjuntamente la dirección del instituto.
Inglaterra es representada por Andrew Gibberne, un superhombre capaz de viajar a gran velocidad, que acompaña al Nictálope en sus misiones al extranjero. Los autores lo presentan como el hijo del profesor Gibberne, el héroe del cuento de H. G. Wells[30] Le Nouvel accélérateur (El nuevo acelerador) de 1901. Como aliado de estas democracias europeas, Estados Unidos desempeñó solamente un papel de espectador, aunque al final de la serie acogió a los héroes que huían de la victoria de Mabuse en Europa. Presente durante la convocatoria organizada por Mabuse en Metrópolis, la delegación estadounidense estuvo compuesta por Acero alias Superman, L’Ombre (La Sombra) y el Doctor Savage.[35]
Contexto súper heroico
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Serge Lehman recurrió a su amplio conocimiento de la literatura popular de principios del siglo XX para estructurar un universo de ficción en torno a numerosas referencias literarias. Lejos de caer en lo anecdótico, utiliza dichas referencias para reflexionar sobre la historia de la ciencia ficción europea.[36]
Al desarrollar su concepto de hypermundo, un verdadero inconsciente colectivo en el que están inmersos todos los personajes de ficción, Lehman situó en el centro de su obra a «le Plasme» (el Plasma).[11] Este término, que no aparece en el cómic pero se desarrolló sistemáticamente en la Enciclopedia que la acompaña, designó una representación material del imaginario colectivo. De esta manera, se consideró tanto un concepto teórico como una entidad ficticia.[37]
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Los autores lograron recrear toda una cosmogonía mitológica tomando elementos de la ciencia ficción del periodo de entreguerras. Y, en efecto, lograrón desarrollar un relato coherente que buscaba explicar la aparición de superhombres durante la Primera Guerra Mundial cuando los soldados fueron expuestos a gases químicos y armas de rayos X.[5]
El descubrimiento del radio a finales del siglo XIX y su principio radiactivo desempeñaron un papel decisivo en el origen de los poderes de los superhombres. En la literatura de las décadas de 1920 y 1930, este material ocupó un lugar central como auténtica «sustancia milagrosa».[20] La personalidad de Marie Curie, premiada por sus trabajos sobre el radio, se destaca ampliamente en la serie, que la presenta como la figura responsable de los superhombres franceses. De hecho, muchas de las escenas transcurren en el Instituto del Radio que ella fundó, descrito como un lugar emblemático, así como el Edificio Baxter lo es para los Cuatro Fantásticos.[38]
La pareja formada por Irène y Frédéric Joliot-Curie ilustra esta ambivalencia entre, por un lado, la «superciencia» heredada de Marie Curie y, por otro, la «ciencia seria», en nombre de la que Frédéric realiza investigaciones sobre la bomba atómica.[20]
Por último, el tema del superhombre, elemento central de la serie, remite tanto a una larga tradición de relatos fantásticos y de la ciencia ficción —en la que los superhombres europeos, herederos de los justicieros caballerescos del siglo XIX, destacaban en los escritos de los folletinistas[39]— como al superhombre nietzscheano, hasta el punto de que se citan, en la introducción y la conclusión, pasajes del poema de Nietzsche Así habló Zaratustra, en donde se habla sobre la noción de superhombre.[40]
Para Nietzsche, el superhombre es ante todo una metáfora que ilustra que, para trascenderse a sí mismo, el ser humano está llamado a liberarse de los ídolos, de la moral y a situarse voluntariamente «más allá del bien y del mal». Una vez que ha tomado conciencia de la relatividad de los valores, debe ser capaz de aceptarlos, no ya por automatismo, sino por elección. La historieta también representa el devenir de los superhombres europeos al mostrar cómo Hitler reinterpretó el concepto nietzscheano. Este aplicó literalmente las palabras de Nietzsche como una agenda psicológica, suprimiendo todas las inhibiciones morales para gozar de una libertad sin restricciones.[4]
Personajes
El cómic es una reescritura de la historia donde personajes de historietas del periodo de entreguerras son personificadas junto a personalidades históricas a inicios de la Segunda Guerra Mundial.[30]
Las quimeras

La brigada quimera, que da nombre a la serie, está formada por cuatro entidades extraídas del cerebro de Jean Séverac —un médico francés herido en la Primera Guerra Mundial—.[41] La historia principal gira en torno a este cuarteto de superhombres. La falsa novela L’Homme chimérique, de George Spad, concebida como obra preparatoria, sirvió como base para la historia, y la serie La Brigade chimérique reutilizó los elementos narrativos de esta novela ficticia.
En un comentario publicado como apéndice a la edición completa de 2012, Serge Lehman contó la historia del teniente Jean Brun de Séverac, un médico militar de veinticinco años que llegó a las trincheras en 1917. Poco después se enamoró de una enfermera inglesa, Patricia Owens, pero ella muere de tuberculosis. En 1918, fue víctima de un ataque alemán mientras se encontraba en su laboratorio. Una vez que el gas se dispersó, sus hombres descubren entre los escombros a cuatro personas: el Soldado desconocido con alas de ángel y una gran espada flamígera; el Barón Brun, un oso humanoide con una fuerza extraordinaria; Matricia, quien domina las formas de vida; y el Doctor Sérum, un esqueleto con un toque letal.[42]
Durante quince años, la Brigada quimera recorre el mundo luchando contra villanos en aventuras cuyo enemigo recurrente es el Doctor Mabuse.[43] Al final de estas, Marie Curie consigue invertir la cuatripartición y despertar a un Jean Séverac amnésico. Gracias a Irène Joliot-Curie, Séverac recupera sus recuerdos y puede utilizar su anillo para intercambiarse a voluntad con las quimeras. La presencia latente de la Brigada incluso en el apellido de Séverac demuestra que estos cuatro miembros son, en realidad conceptos, arquetipos ligados al inconsciente colectivo. Las quimeras tienen una función simbólica, pues representan implícitamente el potencial físico y moral de la humanidad.[16]

La Brigada quimera se enfrenta a su homóloga alemana, descrita como un “anti-ser” y formada por el Doctor Mabus, el Ángel Azul y el Hombre Lobo.[41] Este grupo llamado la Pandilla M es dirigido por Mabuse, personaje que apareció por primera vez en 1921 en la novela Doctor Mabus, el jugador, escrita por el autor luxemburgués Norbert Jacques, y luego popularizado por las películas de Fritz Lang en las décadas de 1920 y 1930. Serge Lehman y Fabrice Colin lo convierten en el principal villano de la historia, un precursor del nazismo.[16] Este personaje, dotado de poderes hipnóticos, representa el poder de la manipulación mental y, en un sentido más amplio, el de la propaganda.[44] En su proyecto de desestabilización de Europa, lo acompañan el Ángel Azul —un homenaje a Marlene Dietrich, quien interpretó a una bailarina en la película homónima de Josef von Sternberg[17]— y el Hombre Lobo (Werewolf), un licántropo inspirado en los nazis que, tras la derrota de 1945, luchó en la clandestinidad bajo ese nombre en clave: Werewolf, que significa “hombre lobo” (literalmente, loup-garou en francés).[17]
La Pandilla M, formada por un científico frío, una vampiresa y un “hombre-animal”, es el equivalente de las quimeras de la Brigada: el Doctor Sérum, Matricia y el Barón Brun,[45] a quienes les falta un miembro: el Soldado Desconocido, que representa la figura moral. De hecho, la narración revela que la Pandilla M, al igual que la Brigada quimera, se formó durante la guerra de trincheras a partir de un teniente austriaco, el «Hombre de Comines», que sufrió la misma cuatripartición que Séverac. Detrás de esta revelación se encuentra Adolf Hitler, quien también sufrió los efectos del gas mostaza tras haberse intoxicado el 13 de octubre de 1918 cerca de Comines. Los autores integraron al relato este incidente y la larga convalecencia que le siguió. Al final de la serie, Hitler vuelve a adoptar una forma humana, después de que él mismo se amputara uno de sus miembros: Ashevérus, el judío errante, quien representa la renuncia de Hitler a una parte de su humanidad. Esta entidad desempeña el papel del superyó, al igual que el Soldado Desconocido para Séverac.[4]
Por último, Serge Lehman se reúne con el ilustrador Stéphane de Caneva —con quien había colaborado en Metropolis—, y con el colorista Lou, para publicar en enero de 2022 una continuación titulada La Brigade chimérique – Ultime Renaissance, cuya trama se sitúa después de Masqué.[46]
Además, en la historia, se compara a Ashavérus con Gregorio Samsa por dos razones principales: la primera es que esta referencia establece un vínculo entre la «literatura popular» y la «alta literatura», ya que Serge Lehman considera La metamorfósis como una de las mejores creaciones de la literatura del siglo XX.[38] La segunda razón es por motivos onomásticos (rama de la lexicografía que estudia el origen y procedencia de los nombres propios). A diferencia de la traducción de La metamorfosis, en la que se refiere a Gregorio Samsa como «cucaracha», en la versión original, Kafka utiliza la palabra ungeziefer (alimaña), la misma palabra que Hitler utilizaba para referirse a los judíos.[4]
Los otros personajes principales
Los superhombres europeos son el centro de la obra, que cuenta la historia de su destino. En particular, el caso Léo Saint-Clair, el Nictálope, ilustra la desaparición de estos superhéroes de la memoria colectiva. Este personaje, que tuvo una carrera prestigiosa y ahora su gloria es cosa del pasado, personifica los valores de la Tercera República francesa, pues es conservador y egocéntrico, lo que lo convierte en un personaje iiritable y retrógrado. La trayectoria de este personaje sirve de discurso metaliterario para ilustrar el futuro de la literatura del género que representa.[20] Fundó el Comité d’informations et de Défense (Comité de Información y Defensa), por sus siglas CID, cuya base se encuentra oculta bajo Montmartre, y fue nombrado por Marie Curie como su heredero en julio de 1934 con la condición de que protegiera a España de los fascistas. Mortificado por la culpa de haber traicionado esta promesa, desarrolló un resentimiento hostil hacia la hija de Marie Curie, Irène Joliot-Curie, y sus aliados estadounidenses.[41] Al final de la historia, consciente del descenso de su fama, le reprocha a su biógrafo Jean de La Hire su mediocridad literaria y su incapacidad para producir una novela a la altura de sus aventuras. Este discurso representa a todos los personajes de folletines que están a punto de ser olvidados, a diferencia de aquellos que tuvieron la suerte de ser creados por escritores talentosos, como Fantômas o Arsenio Lupin, cuyos retratos adornan el despacho del Nictálope.[20]

Bajo la dirección de Marie Curie, figura protagónica de la «superciencia», los investigadores representan el misterio científico que siempre ha rodeado a los superhéroes.[47] Por ejemplo, el matrimonio Joliot-Curie, que ganó el Premio Nobel de Química en 1935 por sus trabajos sobre la radioactividad, dirigía el Instituto del Radio, que se encargaba de estudiar las capacidades extraordinarias de los superhombres. Irène se convirtió en subsecretaria de estado de investigación en 1936 y en 1946 tomó el cargo de directora del Instituto del Radio, no en 1934 tras la muerte de su madre, como afirma el cómic. Después de la guerra, ayudó a crear la Comisión de Energía Atómica y Energías Alternativas, en donde su marido Frédéric fue el primer funcionario de alto rango.[16] Lo anterior explica su compromiso por dedicarse a lo que él llamaba «ciencia seria», es decir, la investigación sobre la bomba atómica.[48]
Por último, una escritora y su misteriosa identidad son también el centro de la historia. Esta mujer, con aspecto de hombre, utiliza el seudónimo colectivo[20] «George Spad», nombre que recuerda a la célebre escritora George Sand. En la historia, a George Spad se le confunde con Renée Dunan no solo porque ambas son feministas, anarquistas y cercanas a André Breton, y a algunos de los primeros escritores surrealistas,[16] sino porque además George Spad afirma ser la autora de Baal, une aventure de Palmyre (Baal, una aventura de Palmyre). Esta novela hace referencia a la obra de Renée Dunan de 1924 Baal ou la magicienne passionnée (Baal o la maga apasionada), cuya protagonista es una maga llamada Palmyre.[49] En el transcurso de la historia se revela su pasado: mientras luchaba en la guerra civil española del lado del Partisano, se expone a una nube química causada por la Falange. Incapaz de retomar la lucha, huye a París en febrero de 1937; estando ahí, André Breton se fija en ella.[16] Tras exponerse al gas químico, la mujer comienza a escuchar voces y se da cuenta de que se trata del hipermundo (ella lo llama su Invisible[50]) que le habla directamente. Al final, los alemanes la detienen y la envían a Auschwitz, donde muere en la cámara de gas. Así, la ciencia se impuso definitivamente sobre la superciencia.[51] Los creadores utilizan el destino de este personaje como metáfora de la desaparición de la literatura fantástica europea.

Personajes secundarios
Además de rendir homenaje a una literatura popular, los creadores vuelven al mundo imaginario del periodo de entreguerras el protagonista de la historia. Es por esto que están presentes o se hace referencia a numerosas figuras históricas y personajes ficticios de los años veinte y treinta. Sobre todo, los novelistas ocupan un lugar especial como observadores y archivistas de las hazañas de los superhombres.[4] Destacan dos grupos de personalidades de los círculos literarios parisinos. El primero es el Club de l’Hypermonde (Club del hipermundo), formado por varios autores de literatura de imaginación, que se opone a la literatura realista. Esta sociedad ficticia la preside Régis Messac, pues es el autor de la primera colección de libros de ciencia ficción Les Hypermondes (Los hipermundos).[20] A este grupo también pertenecen Louis Boussenard, J.-H. Rosny aîné, Jean Ray, Jacques Spitz y el joven René Barjavel.[41] El segundo grupo se compone de escritores surrealistas, entre ellos George Spad, quien permaneció solo por un tiempo. Serge Lehman también le concede un lugar importante al surrealismo, ya que muchos de sus miembros tienen vínculos estrechos con la ciencia ficción; por ejemplo, Renée Dunan, Jacques Spitz, Boris Vian y René Daumal.[20] Los creadores no solo incluyeron al teorizador del movimiento, André Breton, sino que, para fines de la historia, se tomaron la libertad de extender la Exposition Internationale du Surréalisme (Exposición internacional del surrealismo) hasta enero de 1939.[5]
La esencia misma del universo (llamado hipermundo por los creadores) de la historia reside en su tendencia a reunir numerosos personajes de la literatura popular e incluirlos como personajes secundarios o de forma pasajera en una viñeta.
Resumen
La historia se cuenta en doce capítulos y se desarrolla a lo largo de un año, a partir del 30 de septiembre de 1938.[16]

Mecha Curie
En septiembre de 1938, el Doctor Mabuse invita a superhombres de toda Europa y Estados Unidos a Metrópolis, una nueva ciudad en los Alpes austriacos, bajo el pretexto de hablar sobre cómo conservar la paz. Irène Joliot-Curie, se infiltra como un mecha encubierto por parte de la organización soviética «Nosotros» y asiste a este encuentro que en realidad tenía como fin la alianza de los superhombres para someter a la humanidad y establecer su dominio sobre el mundo. Sin embargo, el discurso de Mabuse se ve interrumpido por el cambiaforma Gregorio Samsa, conocido como la Cucaracha, que informa al público de los planes belicistas del médico alemán para Europa Central. Su intervención provoca una batalla campal entre Mabuse y sus aliados, por un lado, y por el otro, un frente atlántico formado por los personajes ingleses, estadounidenses y franceses. Al final, el frente atlántico consigue poner a salvo a Samsa.
La última misión del Atraviesaparedes
Seis meses más tarde, el Nictálope, líder de la organización CID y protector de París desde la muerte de Marie Curie, elige como nuevo biógrafo a la enigmatica figura de George Spad, proveniente de los círculos surrealistas. Mientras tanto, en el Instituto del Radio, Irene y Frédéric Joliot-Curie asisten a los experimentos con el objetivo de crear un hombre elástico, la pareja recibe una carta de la organización «Nosotros» en la que se les exige compartir las revelaciones de Samsa. Un amigo de la pareja, François Dutilleul, acepta infiltrarse en la sede del CID, oculta bajo Montmartre, para reclamar las revelaciones de Samsa.
Cagliostro
El Nictálope captura al Hombre elástico, un individuo que escapó del Instituto del Radio y es capaz de cambiar de tamaño. Deseoso de castigar a los Joliot-Curies tras la intrusión del Atraviesa-paredes en su guardia, el protector de París sugiere a su prisionero vengarse de la pareja responsable de su transformación. Mientras tanto, en el curso de su investigación sobre la transferencia de poder entre Marie Curie y el Nictálope, George Spad se encuentra con un íntimo amigo de la científica, el doctor Jean Séverac. Este veterano de la Gran Guerra se declara incapaz de proporcionarle información debido a un coma de dieciséis años del cual despertó en 1934. En ese momento, el hipnotizador Cagliostro se aparece ante ellos para provocar una masacre pero la intervención de la bruja Palmyre frustra sus planes asesinos. Al recoger el expediente de Spad, Jean Séverac encuentra una foto de La brigada quimera y reconoce a los individuos que acechan sus sueños.
La cámara ardiente
Preocupado por las revelaciones de George Spad sobre sus vínculos con un grupo de misteriosos superhéroes cercanos a Marie Curie, conocidos como la Brigada quimera, Jean Séverac acude al Instituto del Radio. El ataque del Hombre Elástico al Instituto provoca la aparición de las cuatro quimeras. Tras su victoria sobre el gigante, los cuatro individuos se fusionan para convertirse de nuevo en Jean Séverac. Mientras tanto, el Nictálope recurre en secreto a la organización soviética «Nosotros».
El hombre roto
Jean Séverac se expone a La cámara ardiente, un dispositivo desarrollado por Marie Curie, que le permite acceder a los recuerdos de la Brigada quimera durante su «coma». Mientras tanto los vampiros emergen de las alcantarillas de París y el CID interviene junto con Félifax para cazarlos. Máquinas desconocidas también atacan Londres y bombardean a los habitantes con mensajes hipnóticos que les ordenan matarse unos a otros. Ante la insuficiencia de los poderes mágicos del doctor Thomas Carnacki, John el extraño y su perro Sirius logran detener la amenaza antes de descubrir el emblema nazi que adorna el interior del pecho de los robots.
Feliz cumpleaños doctor Séverac

Xenobia, una criatura alienígena que ya había aterrorizado a la Ciudad de la Luz en el pasado, consigue escapar del Instituto del Radio. Aunque es inofensiva en sí misma, la criatura representa un verdadero peligro para los parisinos, ya que se alimentaba de electricidad, lo que beneficiaba a los vampiros, pues esperaban salir a la superficie aprovechando la oscuridad. La Brigada quimera interviene, pero en lugar de enfrentarse a la Xenobia, Matricia opta por proporcionarle toda la energía posible desviando toda la electricidad a la Torre Eiffel. Agradecida, la criatura alienígena logra regresar a su planeta en el espacio.
Política internacional
Irène modifica el anillo de Jean Séverac para que pueda convertirse en Las cuatro quimeras sin tener que utilizar la engorrosa cámara ardiente. Y mientras ella le pide que investigue a Gregor Samsa, que sigue cautivo en el CID, el gobernador francés pide a Félifax que averigüe sobre las actividades alemanas en Metrópolis.
Antes de partir a su misión, Séverac visita a Spad, a quien encuentra inconsciente, dominado por voces interiores. Mientras tanto, el Nictálope y el Acelerador se encuentran en Moscú para negociar una alianza con «Nosotros» contra Mabuse, pero la reunión estratégica con El gran hermano se aplaza una y otra vez.
HAV-Ruso
En Moscú, el Nictálope y el Acelerador descubren que han sido engañados por la organización «Nosotros», mientras que en Metrópolis, convencido por los experimentos de Mabuse para convertir a los judíos en soldados calavera, el Gran Hermano acepta sellar una alianza entre los dos países.
En París, la Brigada quimera ataca el cuartel general del CID para rescatar a Gregor Samsa. Mientras El barón pardo y el Doctor Suero deben enfrentarse a un monstruo ancestral de las profundidades del tiempo, los demás miembros del comando no pueden evitar la muerte de Samsa, que pronuncia unas enigmáticas palabras antes de morir: «H-A-V-Ruso».
El Club del Hipermundo
Para desentrañar el significado de las últimas palabras de Samsa, George Spad recurre a la ayuda del Club del Hipermundo, una asociación de bibliotecarios que son auténticos archiveros de la superciencia. La asociación descubre que Gregorio Samsa perteneció a la Pandilla M al final de la guerra bajo el nombre de Ashaverus (H-A-V- ruso). Esta pandilla, que formaba una brigada quimera alemana del «Hombre de Comines», expulsó a Ashaverus de sus filas al cabo de unos meses. Advertida por Félifax de la alianza entre «Nosotros» y Mabuse, la Brigada quimera decide enfrentarse directamente a Mabuse en Metrópolis.
TOLA

A pesar de ser rechazada por el Nictálope, Irène Joliot-Curie consigue encontrar un medio de transporte para llevar a la Brigada quimera a Metrópolis. Mientras Sévérac parte hacia la ciudad alemana, Spad viaja a Varsovia en busca de Tola, la esposa del ayudante de Irène, Joseph Rotblat. Una vez resuelto el misterio de sus voces interiores, se da cuenta de que en realidad son emanaciones del Hipermundo. Sin embargo, cuando va a buscar a la esposa de Rotblat, la escritorase enfrenta al Hombre Elástico, que ha regresado a Varsovia para vengarse de los hombres.
Llega la cabeza
El Hombre Elástico ataca a Spad, que ha venido a rescatar a Tola Rotblat. Muere debido a la intervención de los soldados nazis y ellos detienen a las dos mujeres. Mientras tanto, en Metrópolis, La brigada quimera se enfrenta a Mabuse y a sus secuaces con ventaja sobre la Pandilla M, Mabuse le da la vuelta a la situación enfrentando al Doctor Suero con el Soldado Desconocido. La breve lucha fratricida que se produce es aprovechada por sus adversarios, que matan a Las Cuatro Quimeras, poniendo fin así al último obstáculo de su fúnebre proyecto.
Epílogo: El gran nocturno
Cuando Mabuse revela la alianza entre Alemania y la URSS, se desata la guerra contra las democracias europeas, atacando Varsovia. En los muelles de Londres, los superhombres son escoltados por Acero se embarcan en un ferry para huir a Estados Unidos. El Golem, exfiltrado desde Praga, anuncia que su partida provocará el eclipse de la superciencia en Europa durante mucho tiempo.
En París, el solitaria Nictálope se hunde en la amargura y la locura. Mientras que en Metrópolis, la Pandilla M se da cuenta de que la superciencia se debilita antes de extinguirse y se dispone a fusionarse para reformar al «Hombre de Comines», alias Adolf Hitler.
George Spad es llevada a un campo de exterminio tras fracasar en su intento de salvar a Tola. Vuelve a oír las voces del Hipermundo, quien le dice que él desaparecerá, pero que volverá algún día.
La desaparición de la ciencia ficción en Europa
Lo especial de esta trama de superhéroes es que no gira en torno a un héroe en particular, sino en torno a una serie de personajes para retratar una época. Es un cómic sobre la historia de Europa, con ciencia ficción como tema principal, y el imaginario europeo del periodo de entreguerras.[52]
Serge Lehman cuestiona las razones de la desaparición de los superhéroes europeos después de la Segunda Guerra Mundial. A partir de eso, propone algunas explicaciones sobre el declive de este género en Europa por una ciencia ficción casi exclusivamente estadounidense.
Olvido cultural y el declive de la imaginación

Serge Lehman aplica un proceso psicoanalítico[53] para explicar la desaparición de los superhombres europeos de la memoria colectiva. Para eso, lo relaciona con decisiones editoriales que llevan a las industrias de los cómics a desaparecer a ciertos personajes intencionalmente de forma periódica.
Así, crea situaciones ficticias para explicar el colapso y la desaparición de la ciencia ficción europea. En primer lugar, los superhombres y los proto-superhéroes, figuras clave de la ciencia ficción europea de entreguerras, caen en el olvido después de la Segunda Guerra Mundial porque el concepto fue utilizado por el régimen nazi a través de la figura del superhombre blanco puro. En consecuencia, en el imaginario, los superhombres europeos se ven comprometidos cuando son reivindicados por los nazis. Por eso, la opinión pública inconscientemente prefiere olvidarlos antes que enfrentarse a lo que representaban.[38]
El ejemplo del Nictálope, personaje central de la serie, ilustra el destino de estos proto-superhéroes. Él actúa como protector de París con el poder de la visión nocturna y, según los autores Lehman y Colin, su papel expectante ante la amenaza alemana anticipa su rol pasivo durante la Ocupación.[4] Muy popular en la primera mitad del siglo XX, aparece en diecinueve novelas, pero cae en el olvido a partir de los años cincuenta.[4]
Esta recuperación del tema del superhombre, y la reinterpretación de los conceptos en general, se ilustran por los planes de manipulación del Doctor Mabuse. Él se atribuye «el poder de crear la realidad a través de las palabras» y puede transformar a los seres humanos en animales o materia.
Construye la ciudad de Metrópolis en pocos meses, sacrificando judíos. Al término de la batalla final entre la Brigada quimera y la Pandilla M, el Soldado Desconocido es derrotado y sacrificado en nombre del nuevo pensamiento promovido por Mabuse. Al convertirse en una figura alada esculpida en un edificio, el enemigo recupera y reinterpreta la figura del soldado de las trincheras francesas.[41]
Aquí también, la hipnosis de Mabuse, metáfora de la propaganda nazi, actúa como lo hizo cuando Cagliostro lleva a los parisinos a matarse unos a otros, o cuando los robots hipnóticos hacen lo mismo en Londres. Manipulado, el Doctor Serum mata al Soldado Desconocido, visto como una cucaracha, aniquilando a la Brigada en el proceso.
Aunque la Brigada quimera representa una Francia idealizada y supera físicamente a la Pandilla M, es finalmente derrotada por la fuerza de las ideas. Sin su líder, se marchita como su país: derrotado, dividido y colaboracionista.[16]
El género literario de la ciencia ficción se detiene con la aparición de las ideologías del siglo XX, cuando lo imaginario da paso al realismo político. El prejuicio impide a los autores franceses tratar seriamente al género, a menos que se perciban como caricatiuras o como un producto humorístico.[19]
El nazismo, interpretado por la Pandilla M en la serie, se esfuerza por disipar toda esperanza y todo rastro de imaginación del territorio europeo, dos condiciones que propician la aparición de los superhéroes. Por eso, tras haber uniformado el pensamiento, la Pandilla M, al ser un producto de la imaginación, ya no tiene lugar en el mundo y debe ceder el paso a su alter ego, Adolf Hitler.[41] La instauración del antiser representa la destrucción de una serie de valores de la cultura europea: su humanismo, su relación con lo imaginario y su capacidad de soñar a sus propios héroes para crear una mitología popular.[16]
Pasar la antorcha del género de la ciencia ficción: Europa a Estados Unidos

Al mezclar constantemente la ficción y la política, la serie da testimonio del fracaso de Europa a la hora de superar sus tendencias autodestructivas, frente a un Estados Unidos en donde la esperanza se desvanece en vísperas de la Segunda Guerra Mundial.[54] Por otro lado, Serge Lehman sostiene que la capacidad de expresar un sistema de valores propio fue un privilegio reservado a los vencedores. Por ello, los estadounidenses y los británicos, en menor medida, mantienen el monopolio del superhéroe como figura de ficción a partir de la década de 1950.
Mientras que en Europa, el concepto de superhéroes es objeto de burlas por su ingenuidad y cuestionado desde un punto de vista ideológico[38] debido al descrédito tras la apropiación del concepto por parte del poder nazi.
Los autores relacionan el fin de los superhombres europeos con el surgimiento de los superhéroes estadounidenses.[55] Este cambio en la esperanza y la imaginación se refleja en el exilio de los superhombres de Europa.
Así, el Golem de Praga también se ve obligado a trasladarse a Estados Unidos. Este hombre de barro modelado por el rabino Loew no solamente representa al pueblo judío marginado en Europa, sino que, como último superviviente de la Edad Mágica europea,[56] es la fuente de los poderes supercientíficos que sostienen la dimensión maravillosa del relato. Su partida pone fin al paréntesis ucrónico de la Historia.[30]
También, su salida se usa como metáfora para ilustrar la fuga de cerebros judíos europeos durante el siglo XX.[41] Ya sea científicamente, con figuras como Albert Einstein, o culturalmente, siguiendo el ejemplo de los creadores de los primeros cómics, la mayoría de ascendencia judía: Jack Kirby, Stan Lee, Will Eisner, Jerry Siegel y Joe Shuster.[16] Son los mismos que crearon a los superhéroes estadounidenses, quienes, en el fondo, son muy parecidos a los superhombres europeos.
Por ejemplo, mientras que el Nictálope puede verse como una especie de Nick Fury liderando un SHIELD al estilo francés, la bruja Palmyra parece ser una contraparte femenina de Doctor Strange capaz de controlar monstruos similares a los de la literatura lovecraftiana.[57]
Este exilio de superhombres europeos está organizado por Acero, fácilmente reconocible como un Clark Kent. En la serie, este arquetipo de superhéroe americano encarna la nueva cara del superhombre una vez que se ha establecido en Estados Unidos.[20] De hecho, cuando llega el Golem se arrodilla ante él y le llama «padre», reclamando ser su heredero.[4]
¿Hacia el regreso del superhombre europeo?

Tal parece que con la muerte, el escape o el descarrilamiento de los superhombres (similar a cuando el Nictálope enloqueció) el imaginario superheroico se consumió. A pesar de ello, la serie concluye con el alistamiento del francés Bob Morane y el inglés Francis Blake, lo que en realidad ilustra una adaptación del imaginario.[4]
Esta escena marcó una transición en el imaginario europeo entre el superhombre y el aventurero, que se convirtió en la nueva figura heroica de la literatura popular y del cómic. Otra figura arquetípica que cobró fuerza tras la guerra, sobre todo por el mito gaullista, es el héroe de la Resistencia, que lucha contra el fascismo pese a contar con pocos recursos. Por ejemplo, el Partisano refleja este nuevo tipo de héroe al quedarse en los muelles de Londres para seguir con la lucha en Europa.[20]
Asimismo, los autores consiguen sembrar esperanza en el futuro sentando las bases de una posible reaparición de los superhombres europeos, sin crear un modelo alternativo a los superhéroes estadounidenses sino, por el contrario, inscribiéndose en un imaginario euroamericano.[58]
Esto puede verse a través de algunas escenas. En primer lugar, cuando el Golem transmite un mensaje esperanzador a los europeos. Él dice: «Ganen esta batalla. Paguen sus deudas»,[41] dando a entender que Europa volverá a ser una potencia líder y que así podrá recuperar su capacidad imaginativa. A continuación, cuando el Hipermundo, a través de la voz de George Spad, camina hacia su trágico destino, anunciando su desaparición y su futuro renacimiento.[20] Y por último, cuando la serie concluye tal y como había comenzado, es decir, con una cita de Así habló Zaratustra de Nietzsche que anuncia el retorno próximo de los superhombres: «Y es sólo cuando todos me hayan negado que, volveré entre ustedes».[41]
De igual forma, la ilustración que cierra la obra representa la Cámara ardiente, expectante al regreso de una nueva generación de superhéroes europeos.[20]
Estilo gráfico
Por una parte, la obra de los autores es un homenaje a lo maravilloso científico y a la ciencia ficción antigua; por otra parte, esta propuesta manifiesta su voluntad de renovar un género superheroico olvidado en Francia.

Patrimonio gráfico
La obra gráfica de Stéphane Gess y Céline Bessoneau se inscribe en una larga tradición de literatura popular, a diferencia de sus homólogos estadounidenses.[59]
La brigada quimera está repleta de detalles visuales que dejan en claro su relación con el género maravilloso científico.[16] Un ejemplo es la atmósfera recreada en la serie, la cual adopta un tono retro y steampunk que, si bien remite a la ciencia ficción pionera de Julio Verne, está plenamente marcado por la influencia de los creadores de folletines y su gusto por los excesos comerciales, al igual que las fantasías de Gustave Le Rouge.[60] Stéphane Gess hace numerosas referencias, como en una ilustración de un edificio volador en el que aterriza el Nictálope al salir por una ventana. Este dibujo guarda un gran parecido con la litografía La Sortie de l'opéra en l'an 2000 (La salida de la ópera en el año 2000) de Albert Robida en 1902, solo que con algunos arreglos aéreos similares.[16]
Además, para adentrar al lector en el imaginario literario de la historia, los autores reprodujeron en las notas al margen varias portadas de series de época cuyos personajes de ficción o guionistas aparecen en La brigada quimera, como Belzébuth de Jean de La Hire, Le Réveil d'Atlantide (La revelación de Atlántida) de Paul Féval y H.-J. Magog, o Baal o la maga apasionada de Renée Dunan. Gess también ha reconstruido el entorno gráfico creando portadas falsas para números como Le merveilleux Baron Brun (El maravilloso Barón Brun) o Harry Dickson n°54 - La Mort qui marche (Harry Dickson No. 54: La Muerte andante), que retoma el diseño de las aventuras de Harry Dickson escrita por Jean Ray, al que le añade una ilustración y un título referentes al Doctor Suero.[16]
Elecciones artísticas

Gess se basó en un guion muy detallado de Serge Lehman, quien posee un amplio conocimiento de París, para recrear los años treinta en una versión fantástica de la capital francesa.
En cuanto a la elaboración de los protagonistas, si bien los personajes históricos fueron diseñados a partir de fotografías, Gess tuvo que tomar decisiones a la hora de hacer el diseño de los personajes de ficción. Asimismo, amplió sus influencias. Para el diseño del Ángel Azul y del Doctor Mabuse, por ejemplo, se inspiró en la actriz Marlene Dietrich y en el actor Rudolf Klein-Rogge, quienes interpretaron a los héroes en sus respectivas versiones cinematográficas; en cambio, para Le Passe-muraille (El hombre que atraviesa muros), se alejó de la adaptación de Jean Boyer, prefiriendo un héroe con los rasgos de Jean-Pierre Cassel, que se destaca por su elegancia. En los casos en los que no existía una adaptación cinematográfica Gess tuvo que imaginar a los personajes.
Por otra parte, la serie tiene un formato híbrido que oscila entre la historieta franco-belga y el cómic estadounidense, reafirmando así la herencia entre ambas culturas. Para que fuera constante, la historia se dividió en doce episodios con un prólogo y un epílogo, y se publicó en seis álbumes entre agosto de 2009 y octubre de 2010. Además del formato, la serie retoma los códigos narrativos del cómic, es decir, un ritmo dinámico con giros al final de cada episodio, al tiempo que transmite un toque europeo a través de los escenarios, los personajes y, sobre todo, una trama centrada en Europa.[61] Esta estructura narrativa, junto con el diseño gráfico de la obra, busca modernizar el concepto de superhéroe europeo.[59]
Respecto a las portadas de los álbumes, Gess hizo una progresión entre ellas usando colores que se vuelven más oscuros con cada volumen. De este modo, dichas portadas reflejan la evolución de la historia, que termina con un tono muy oscuro. Influenciado por el estilo de Mike Mignola en particular en su serie Hellboy,[2] Gess desarrolló un estilo de dibujo marcado con contrastes y un toque de expresionismo.[62] Con el fin de crear una atmósfera y una estética steampunk, combinó imágenes de época con construcciones mecánicas oníricas.[63]
Publicaciones
Los autores comenzaron a publicar a un ritmo constante, con el objetivo de publicar en el plazo de un año seis tomos, cada uno con dos historias. Esta manera de publicar es un homenaje a los folletines de moda a principios del siglo XX.[64]
Colección original
- Tomo 1: Mecanoïde Curie - La Dernière Mission du Passe-muraille, L'Atalante, agosto de 2009
Guion: Serge Lehman y Fabrice Colin - Dibujo: Gess - Colores: Céline Bessoneau - (ISBN 978-2841724406)
- Tomo 2: Cagliostro - La Chambre ardente, L'Atalante, septiembre de 2009
Guion: Serge Lehman y Fabrice Colin - Dibujo: Gess - Colores: Céline Bessoneau - (ISBN 978-2841724741)
- Tomo 3: L'Homme cassé - Bon anniversaire docteur Séverac, L'Atalante, octubre de 2009
Guion: Serge Lehman y Fabrice Colin - Dibujo: Gess - Colores: Céline Bessoneau - (ISBN 978-2841724758)
- Tomo 4: Politique internationale - HAV-Russe, L'Atalante, marzo de 2010
Guion: Serge Lehman y Fabrice Colin - Dibujo: Gess - Colores: Céline Bessoneau - (ISBN 978-2841724963)
- Tomo 5: Le Club de l'hypermonde - TOLA, L'Atalante, junio de 2010
Guion: Serge Lehman y Fabrice Colin - Dibujo: Gess - Colores: Céline Bessoneau - (ISBN 978-2841725090)
- Tomo 6: La tête arrive - Épilogue: Le Grand Nocturne, L'Atalante, octubre de 2010
Guion: Serge Lehman y Fabrice Colin - Dibujo: Gess - Colores: Céline Bessoneau - (ISBN 978-2841725236)
Obra completa
La editorial L'Atalante reunió los seis tomos en una sola obra en 2012. Al final del tomo hay comentarios de los autores que describen los preparativos del proyecto, las fuentes de inspiración, algunos bocetos, así como las explicaciones sobre las numerosas referencias literarias e históricas dispersas en la obra.[65]
- La Brigade chimérique - L'intégrale, L'Atalante, 2012 (reeditado en 2015)
Guion: Serge Lehman y Fabrice Colin - Dibujo: Gess - Colores: Céline Bessoneau - (ISBN 978-2841726189)
Publicación en inglés
L'Atalante le vendió la serie a la editorial británica Titan Publishing en abril de 2013 después de encontrarse en la Feria del Libro de Londres.[66] La editorial inglesa publicó la obra a partir de 2014 con el título The Chimera Brigade.
Recepción
Crítica de la obra
La brigada quimera tuvo un impacto dentro del género maravilloso científico en el formato de cómic desde su publicación en agosto de 2009.[54] La obra es considerada de culto por los aficionados a este género literario, que vive un renacimiento desde principios del siglo XXI.[20]
Guion
La brigada quimera guarda parecido con La liga extraordinaria de Alan Moore, aunque existen diferencias entre ambas obras, tanto en su objetivo como en el método empleado.[4][67] Serge Lehman logró el objetivo que perseguía en su obra, crear una historia común con la mitología superheroica estadounidense y repensar los acontecimientos históricos a través del lente del imaginario europeo de los años veinte y treinta.[4][17][68][41]
La obra logra describir la compleja situación geopolítica de Europa a finales de los años treinta, al tiempo que mantiene una misma narrativa.[20][69][41][57][16] Además, la serie hace uso de la técnica de soltar nombres (o name-dropping en inglés), también menciona muchos personajes que no llegan a desarrollarse.[20][16] El tomo de la obra completa ayuda a aclarar la intertextualidad que posee la serie.[20]
La historia tarda en introducir los elementos clave del universo. Los tres primeros tomos preparan el terreno y describen a los principales protagonistas de la trama, y no es hasta el cuarto volumen cuando la historia se vuelve más inquietante y oscura.
El personaje más popular y explotado de la serie fue el Nictálope, quien destaca de entre los demás protagonistas, a pesar del objetivo de la serie de traer muchos personajes de ficción que tuvieron su momento de gloria a principios del siglo XX.[70] Además, los autores reinterpretaron el Holocausto desde una perspectiva super-científica, pero también describieron todo su horror y atrocidad.[68] La serie evoluciona al ritmo de las revelaciones preparadas a lo largo de los volúmenes anteriores y concluye cada historia utilizando un final en suspenso (o cliffhangers en inglés), recursos que acercan a la serie a los cómics.[20] Sin embargo, el tratamiento de las peleas en la serie son más minimalistas en comparación con los cómics estadounidenses, ejemplo de esto es la batalla final entre La brigada quimera y la pandilla M.[17]
Premios
La brigada quimera obtuvo dos premios. El primero fue Le prix du jury (premio del jurado) en la BdGest'Art en 2010 organizado por el sitio web BD Gest'. El objetivo del premio fue dar un reconocimiento a la iniciativa de la editorial L'Atlante y a la serie misma, pues construye una historia sobre los superhéroes europeos durante una época de agitación política como lo fue el periodo entreguerras.[71] El segundo premio fue el Grand Prix de l'Imaginaire en 2011 en la categoría de cómic en el Festival Étonnants Voyageurs (Festival de los viajeros asombrosos) de Saint-Malo.[72] Este premio lo concede un jurado de especialistas en literatura del género.[73]
Expansión del universo
Series derivadas

Tras el lanzamiento de La brigada quimera, Serge Lehman publicó varias series de cómics ambientadas en un universo similar. En 2012, publicó Masqué (Enmascarado), una continuación indirecta de la serie original. Publicada en cuatro volúmenes por Delcourt y dibujada por Stéphane Créty, esta serie está ambientada en la metrópolis de París en un futuro próximo. En esta historian el recuerdo de los superhombres franceses de antes de la Segunda Guerra Mundial ha sido borrado y la influencia de los situacionistas ha sustituido a la de los surrealistas. Este espacio temporal, dominado por la sombra de los Fantômas, presenta el regreso de los superhéroes europeos a través de las aventuras de Optimum(personaje de la Masqué).[74]
Mientras trabajaba en Masqué, Serge Lehman se reunió con Gess para publicar el cómic de L'Homme truqué en 2013, editado por L'Atalante. Concebido como precuela de La brigada quimera,79 este cómic es una adaptación libre de dos novelas de Maurice Renard: Le Péril bleu (El peligro azul) de 1911 y L'Homme truqué de 1921. Ambientada en 1919, Lehman presenta a un soldado de la Primera Guerra Mundial que adquirió una visión sobrehumana como resultado de un experimento médico. Marie Curie y el Nictálope sirven como transición a la serie La brigada quimera, cuyos miembros aparecen brevemente al final del volumen. (80)
Al año siguiente, acompañado por el dibujante Stéphane de Caneva, Lehman inició la publicación de la serie Metrópolis, una alternativa utópica a La brigada quimera.[75] Esta tetralogía, publicada entre 2014 y 2017 por la editorial Delcourt, explora un continuo paralelo en el que se logró evitar la Primera Guerra Mundial. La trama gira en torno a una investigación policial en el corazón de Metrópolis, ciudad que simboliza la reconciliación franco-alemana.[11]
Entre 2015 y 2016, el dúo Lehman-Gess publicó para Delcourt L'Œil de la Nuit (El ojo de la noche), una serie de tres volúmenes que relata las primeras aventuras del joven Nictálope. Siguiendo el modelo iniciado por La Brigade chimérique, esta nueva serie no solo rinde homenaje a la literatura popular del periodo de entreguerras y al cómic contemporáneo, sino que también pretende rescatar todo un patrimonio del género de lo maravilloso científico.[41]
Por último, Serge Lehman se reúne con el ilustrador Stéphane de Caneva —con quien había colaborado en Metropolis—, y con el colorista Lou, para publicar en enero de 2022 una continuación titulada La Brigade chimérique – Ultime Renaissance, cuya trama se sitúa después de Masqué.[46]
Adaptaciones y productos relacionados
La brigada quimera – la enciclopedia y el juego
En noviembre de 2010, se publicó una obra derivada de la serie principal bajo el título La Brigade chimérique – l'encyclopédie et le jeu, (La brigada quimera, la enciclopedia y el juego) editada por Sans-Détour.[76] Este complemento de la serie consta de dos partes: la primera, de carácter enciclopédico, pretende profundizar en el universo de La brigada quimera; la segunda, se trata de un juego de rol ambientado en el universo del cómic.[17] La obra la escribieron en conjunto Romain d'Huissier, Willy Favre, Laurent Devernay, Julien Heylbroek y Stéphane Treille,[17] mientras que Gess y Willy Favre se encargaron de darle vida a través de numerosas ilustraciones inéditas.[68]
Aunque la primera parte es una creación independiente, Serge Lehman sí participó pero en menor medida: escribió el prefacio, sugirió algunas mejoras y revisó la información.[77] Esta parte explora y amplía el universo de La brigada quimera, describiendo el contexto geopolítico de Europa, el urbanismo de las grandes ciudades europeas y los postulados científicos en torno a las nociones del Plasma y el hipermundo.[68] También incluye biografías detalladas de los protagonistas de la serie, así como de personajes creados por los autores de la Encyclopédie, como «Tribun", personaje inspirado en Léon Daudet.
La segunda parte es un juego de rol en el que los jugadores asumen el papel de superhombres con poderes extraordinarios ubicados en el París de los años treinta. Esta obra se completa con otros dos volúmenes, Aux confins du merveilleux-scientifique (Al filo del maravilloso-científico) publicado en 2011 y La Grande Nuit (La gran noche) publicado en 2012, también por Sans-Détour. Por último, en verano de 2011 y en otoño de 2016 publicaron seis números de un fanzine llamado La Gazette du Surhomme (La gazeta del superhombre), que contiene escenarios de juego y fichas de personajes inéditos; en las que participaron Romain d'Huissier y Willy Favre en las dos primeras ediciones.[78]
Adaptación cinematográfica
En 2015, Fabrice Colin, coguionista del cómic, mencionó un proyecto de adaptación cinematográfica del que él y Serge Lehman serían guionistas.[79]
El proyecto parece que se hará realidad, ya que la editorial L'Atalante anunció en diciembre de 2017 que el estudio de animación Sacrebleu Productions compró los derechos de adaptación de La brigada quimera.[80]
En junio de 2024, la revista Variety reveló que los directores Louis Leterrier (quien dirigió El transportador, El increíble hulk y Furia de titanes) y Antoine Charreyron (director de Fútbol galactik, Los prodigios y Batwheels) están trabajando en la adaptación de la obra que será una serie animada.[81]
Referencias
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Enlaces externos
- Esta obra contiene una traducción completa derivada de «La Brigade Chimerique» de Wikipedia en francés, concretamente de esta versión del 4 de marzo de 2025, publicada por sus editores bajo la Licencia de documentación libre de GNU y la Licencia Creative Commons Atribución-CompartirIgual 4.0 Internacional.
