De facto: 1925 Oficial: 23 de mayo de 1997 (28 años)
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El Himno de Sonsón es uno de los tres símbolos oficiales del municipio de Sonsón, en Colombia. Sus orígenes se remontan a 1925, cuando la Sociedad de Mejoras Públicas organizó un concurso durante los Juegos Florales Nacionales realizados en el municipio, con el propósito de oficializar un himno municipal.[1] Como símbolo institucional, fue regulado por el Acuerdo n.º 012 del 23 de mayo de 1997, expedido por el Concejo Municipal de Sonsón.[2]
Historia
Nicolás Bayona Posada, autor de la letra del himno.
En 1925, Sonsón fue sede de los Juegos Florales Nacionales, organizados bajo la dirección del expresidente Carlos Eugenio Restrepo (1910–1914). Estos eventos estuvieron dedicados a la memoria del Bardo Inmortal de Sonsón, Gregorio Gutiérrez González. Durante la celebración, se propusieron varios concursos literarios que produjeron doce cantos al poeta Gutiérrez González, treinta y cinco poemas, dos biografías y siete himnos a Sonsón, de los cuales tres estaban musicalizados.
La premiación del himno incluyó una lira de oro, un premio otorgado por la academia y otro por el conservatorio, adjudicados respectivamente a Antonio Ángel Uribe y al poeta Nicolás Bayona Posada. Este último presentó la letra que fue musicalizada por el maestro Luis Antonio Calvo y que resultó elegida por un jurado compuesto por Antonio Gómez Restrepo y Eduardo Zuleta Ángel. Desde entonces, y durante 72 años, esta composición fue reconocida de facto como el himno oficial de Sonsón.
Luis Antonio Calvo, autor de la melodía.
El 23 de mayo de 1997, el himno y la bandera fueron ratificados oficialmente como emblemas del municipio mediante el Acuerdo n.º 012 del Concejo Municipal.[1]
Simbología
La letra del himno resalta valores y cualidades del municipio, e incluye referencias tanto históricas como geográficas. En la sexta estrofa, el verso "(...) te gloría tu bardo inmortal, corre el Aures cantando entre flores, y adormece tu sueño el maizal" alude a Gregorio Gutiérrez González y sus poemas Aures y Memoria sobre el cultivo del maíz en Antioquia.
En la séptima estrofa, el verso "(...) y te cubre cual dulce bandera, con sus brazos abiertos, la cruz" hace referencia a la cruz ubicada en el templete del cerro tutelar de Sonsón, el cerro Capiro, a cuyos pies se encuentra la ciudad.[cita requerida]
Letra
Partitura para voz y piano del himno.
CORO
Sonsón alza gallarda la frente
que ya brilla la aurora en tu azul,
eres grande, soberbia, potente
y la gloria te envuelve en su tul. (Bis.)
ESTROFAS:
I
Es tu lema el trabajo fecundo
la piqueta tu escudo ancestral
y así vas por las sendas del mundo
con tu sano vivir patriarcal.
II
Ten confianza en la fuerza escondida
tras el prisma de ardiente ilusión,
que es combate soberbio la vida
y es el alma trinchera y cañón.
III
Vivirás mientras viva la historia
que si te hunde feroz paladín
quedará de tus hechos memoria
desde el uno hasta el otro confín
IV
Del vivir la gloriosa pelea
magnifique tu recio valor
y en tus ojos oscuros se lea
que se abrazan la fe y el amor.
V
No te guardan cañones tonantes
ni encerrada entre muros te ves,
porque anhelan tus brazos amantes
estrechar al que llegue a tus pies.
VI
Tus mujeres inspiran amores
te gloría tu bardo inmortal,
corre el Aures cantando entre flores
y adormece tu sueño el maizal.
VII
Sonsón alza la frente altanera
que el progreso te envuelve en su luz,
y te cubre cual dulce bandera
con sus brazos abiertos la cruz. (Bis.)
Segundo lugar del concurso
El segundo lugar del concurso fue otorgado a la siguiente letra, escrita por Antonio Ángel Uribe y premiada con la "Lira de Oro":[1]
CORO
Salve ciudad excelsa, ¡divina tierra,
paraíso de ensueños, capullo de oro!
se dijera el alcázar donde se encierra
la riqueza ignorada de algún rey moro.
Símbolo del derecho, de la hidalguía;
macetero de rosas y de claveles;
tienes todo el encanto la poesía
de las islas doradas y los vergeles.
I
Colocada en el centro de una ladera,
que semeja de lejos vivo topacio,
finges una sultana que se tendiera
sobre las alcatifas de su palacio.
II
Bajo el Cielo sin manchas del horizonte,
cuán bella, cuán divina te enseñoreas,
cuando la luz del oriente besa tu monte
que es la joya más rica de tus preseas.
III
Eres en los jardines tazón de flores,
pétalos de azucenas bajo rosales;
te cantan sus endechas los trovadores,
te enguirnaldan laureles y saucedales.
IV
Se creyera que huríes, ninfas y gnomos,
de los bosques umbrosos y solitarios,
hubieran levantado los regios domos,
los domos colosales de tus santuarios.
V
En las tardes alegres, mientras se grana
el paisaje borroso de tus alcores,
eres como un joyero de filigrana
recamado de gemas de mil colores.
VI
Efluvios de rosales y de jazmines
aroman el ambiente de tus callejas,
los arpados sinsontes y los julgueros
escalando los muros te dan sus quejas.
VII
Simulas un paisaje divinizado
por un lampo indeciso de luna llena
el jardín de delicias azul tomado
que forjara en sus sueños la musa helena.
VIII
No tienes murallones, ni cañoneras,
ni enormes catapultas, ni férreas mazas
que defienden tus hijos, ni lisonjeras
barricadas de acero, ni fuertes plazas.
IX
Pero tienes tus hijos batalladores,
heraldos de una raza brava y severa,
que saben de contiendas, nobles señores,
que mueren por sus fueros y su bandera.
X
Y más que los tesoros y la riqueza
que revelan la gloria de tus poderes,
tienes para que exalte más tu belleza
el divino tesoro de tus mujeres.
XI
Bajo el mágico ensueño que te decora
proclamándote la reina de la hermosura,
marchas con carroza deslumbradora
a los lindes dorados de la ventura.
XII
Eres cofre de perlas donde algún hada
hubiera colocado su pedrería,
o pebetero de ámbar de esa Granada
arquetipo y joyero de Andalucía.
XIII
Vives de otras edades, de otros ensueños
de un algo que fue tuyo, de algo divino,
duermes un sueño de oro, mágicos sueños
mientras llega la gloria de tu destino.
XVI
Cuando llega el estío con su donaire
fecundando los prados, las sementeras,
con qué gracia y soltura, con qué desgaire
te tiendes sobre el césped de tus laderas.
XV
En las lujosas noches de claro estío
la luna con su halo de luz radiante,
se acerca a coronarte con noble brío
y a ungir las regias sienes de tu semblante.
XVI
Cual un arcón de oro que un rey cerrara
ocultando un tesoro divino y santo
guardas con noble celo, cual perla rara
una joya invaluable bajo tu manto.
XVII
La virtud poderosa que noble alientas,
que luces cual diadema sobre tu frente,
por el regio tesoro que airosa ostentas
te llamarán la perla del Occidente.
XVIII
¡Salve mágica tierra, ciudad divina!
elíseo de virtudes, lámpara de oro,
torrecilla de nácar, concha de ondina,
de un alcázar de Oriente rico tesoro.
XIX
A ti, que eres emblema de la hidalguía,
que eres un tirso, corona, centro, diadema,
te rindo como ofrenda, señora mía,
la pequeña primicia de mi poema.