Gonzalo Picón-Febres

Gonzalo Picón-Febres
Información personal
Nacimiento 10 de septiembre de 1860
Mérida (Venezuela)
Fallecimiento 6 de junio de 1918
Curazao
Nacionalidad Venezolana
Información profesional
Ocupación Crítico literario, filólogo, novelista, poeta, político, diplomático, profesor y jurista

Gonzalo Picón-Febres (Mérida, 1860-Curazao, 1918) fue un escritor, político, filólogo, profesor, crítico y diplomático venezolano.

Biografía

Nacido el 10 de septiembre[1]​ de 1860, nieto de españoles, era de Mérida, en cuya universidad se doctoró en 1895.[2]​ Abogado, fue miembro del Ateneo de Caracas, alto empleado en el Ministerio de Relaciones Exteriores desde 1897, senador, ministro de Correos (1899) y de Relaciones Interiores (1907), cónsul en Nueva York (1907) y profesor de Derecho en la Universidad de los Andes.[2]​Falleció en 1918,[2]​ el día 6 de junio, en Curazao.[3]

En opinión de Julio Cejador y Frauca «fué el literato y escritor más completo y universal de su tierra en su época».[2]​ Filólogo y crítico, también cultivó la poesía y la novela.[2][a]​ Publicó los libros de poesías Caléndulas (1893) y Claveles encarnados y amarillos (1895).[2]​ Aficionado según Cejador a «la manera realista y regional», escribió novelas de costumbres criollas como Fidelia (1893), Ya es hora (1895), Flor (1911), Nieve y lodo (1914) y El sargento Felipe (1899).[2][b]​ También fue autor de la obra histórico-crítica Literatura venezolana en el siglo xix (1906),[c]La patria[4]​ y El libro raro (1909).[d]

Notas

  1. Según Cejador, «como poeta, es más bien de temperamento épico y objetivo, amigo de describir con todos los colores del iris, parnasiano cuanto a la elegancia, delicada suavidad rítmica, brillantez y sobriedad».[2]
  2. Según Cejador «novela puramente criolla, la mejor de su género escrita en Venezuela y una de las mejores de América, por la real y viva pintura de tipos y lugares y por el puntual lenguaje criollo».[2]
  3. Según Cejador «es muy erudita, bastante imparcial y serena, bien que benévola y patriótica, a veces en demasía. En suma, la mejor obra histórica de la literatura de su país; por más que prescinda de la bibliografía y sea bastante confusa y desordenada, tratando repetidas veces de los mismos autores, lo cual impide que los veamos de una vez y sepamos determinadamente las obras que escribieron».[2]
  4. Un trabajo filológico sobre el habla venezolana, que rectifica la obra de Julio Calcaño, y que, en opinión de Cejador, «encierra mucha demosofía o ciencia folklórica».[2]

Referencias

  1. Suárez, 1969, p. 188.
  2. a b c d e f g h i j k Cejador y Frauca, 1919, pp. 180-181.
  3. López Bohórquez, 2011, p. 155.
  4. Affigne, 2002, pp. 48-51.

Bibliografía