Basílica de San Simpliciano

Basílica de San Simpliciano
Ubicación Municipio 1 (Italia)
Estilo Arte paleocristiano
Coordenadas 45°28′26″N 9°11′05″E / 45.473869, 9.184669

La Basílica de San Simpliciano —originariamente llamada Basílica Virginum— es una de las iglesias más antiguas de Milán y la segunda más antigua conocida en el Imperio de Occidente con un diseño de cruz latina. Está dedicada a san Simpliciano, quien fue el sucesor de san Ambrosio como obispo de Milán.[1]

Historia

La basílica fue construida a instancias de Ambrosio a finales del siglo IV, en una época en que Mediolanum —la actual Milán— era la capital del Imperio romano. Es una de las cuatro iglesias llamadas «basílicas ambrosianas». Las cuatro estaban dedicadas a las diversas categorías de santos, ya que aún no existía la costumbre de nombrar las iglesias con el nombre de un solo santo. Las otras tres basílicas son:

La iglesia se construyó en un lugar ocupado por un cementerio pagano del siglo III. El edificio fue terminado por Simpliciano, quien habría depositado allí las reliquias de los mártires de Anaunia (Sisinio, Martirio y Alessandro), y que más tarde fue enterrado en ella. En 1176, surgió la leyenda de que los tres mártires volaron —en forma de palomas— hacia el campo de batalla de Legnano, posándose en el carroccio de los milaneses. Esto se interpretó como una señal de victoria contra el ejército de Federico I Barbarroja. Alrededor de la basílica se construyó —en el siglo IX— un monasterio del que se conserva el claustro. En 1517, el monasterio fue transferido a los benedictinos de Montecasino, que permanecieron allí hasta 1798, cuando el edificio fue secularizado.[3]

Arquitectura

Como en el caso de la Basílica de San Ambrosio, el edificio original se conserva casi íntegro, si bien bajo una remodelación románica. La iglesia paleocristiana sobrevive hasta una altura de unos 22 m excepto en el ábside —reconstruido entre los siglos XI y XII— en la fachada y en la nave meridional. Las renovaciones medievales ocultaron su verdadero origen durante siglos, hasta que Wart Arslan —en 1944— reveló las partes paleocristianas ocultas por la estructura románica y descubrió los ventanales que habían sido rellenados. En origen, el techo era de madera y el piso era de opus sectile. El sacelio —al norte del ábside— está cubierto con bóveda de cañón y sus paredes origínales son aún visibles. No está claro si se edificó en origen unido a la basílica, o si esta unión es de la fase románica.[4]

La nave principal tiene unos 65 m de largo y 21 m de ancho. Los brazos sobresalen unos 16 m a cada lado por 16 m de ancho. Los muros exteriores son de una espléndida mampostería de ladrillo. Un nártex ante la fachada y sendas cámaras a ambos lados rodeaban la nave principal, aunque también es posible que se tratase de un pórtico que rodeara el edificio por estos tres lugares. En su mitad superior, los muros tenían ocho ventanas de casi 5 m de altura, enmarcadas por un doble orden de arcos ciegos. Los brazos tienen dos ventanas superpuestas.[5]

Una primera renovación tuvo lugar en los siglos VI y el VII, con la división de la nave central en tres áreas por grandes pilares cuadrados, la elevación del pavimento y un nuevo techo, que incluye una teja con un sello de Agilulfo. Posteriormente, las renovaciones del siglo XII y el siglo XIII, le dieron una apariencia románica. El interior tiene una planta de cruz latina, con una nave de cuatro tramos y dos pasillos. El transepto está dividido en dos pasillos. En la fachada, los arcos que sobresalen de los portales indican la posición del antiguo nártex.[6]

En el siglo XVI, el gobernador Ferrante I Gonzaga hizo rebajar 25 metros la altura del campanario. La cúpula y los brazos laterales también fueron modificadas en 1582. Otras intervenciones se llevaron a cabo en el siglo XIX. La fachada —remodelada en 1870—. conserva básicamente las formas del siglo siglo XII en la parte inferior. Su parte superior —la más modificada— tiene actualmente dos ventanas unidas por un parteluz en el centro, sendas ventanas a cada lado, y otra más pequeñas en la parte superior, todas ellas coronadas por arcos decorativos. Unas ventanas con parteluz del final del Renacimiento también decoran el campanario.[7]

Obras de arte

Las capillas laterales tienen decoraciones de varias épocas, desde el Renacimiento hasta el Barroco, Rococó y Neoclásico. En el transepto derecho hay una pintura de Padovanino que retrata la Derrota de los Camolesi. Junto a la entrada del ábside hay figuras de santos pintadas al fresco por Aurelio Luini. La bóveda del ábside está decorada por un fresco representando la Coronación de la Virgen, que se considera la obra maestra de Ambrogio Bergognone. A la izquierda del ábside, está la entrada al sacelio, dedicado a los tres mártires de Anaunia. La pared occidental del transepto tiene una pintura figurando Los desposorios de la Virgen, de Camillo Procaccini. En 1927 se añadieron vitrales representando la batalla de Legnano.

Galería de imágenes
Lado derecho de la iglesia, con arcos de la época paleocristiana
Interior de la basílica. La gran estructura del altar mayor dificulta la visión del fresco del ábside (La coronación de la Virgen de Ambrogio Bergognone)
Detalle exterior del transepto románico. La parte inferior, con los dos grandes arcos, es de la basílica paleocristiana.
claustro mayor, del siglo XVI

Referencias y enlaces externos

  1. «San Simpliciano de Milán, M. 400.». Hagiopedia. Consultado el 11/08/2025. 
  2. Krautheimer. Arquitectura paleocristiana y bizantina. p. 95. 
  3. Zucchi. Le chiese di Milano. p. 50. 
  4. «La Basílica de San Simpliciano». Milano archeologia. Consultado el 11/08/2025. 
  5. Krautheimer. Arquitectura paleocristiana y bizantina. pp. 96-97. 
  6. «San Simpliciano (basilica paleocristiana, strutture per il culto)». Catalogo Generale dei Beni Culturali. Consultado el 11/08/2025. 
  7. «San Simpliciano en Milán». Italia en el arte medieval. Consultado el 10/08/2025. 

Bibliografía

  • Beckwith, John (2007). Arte paleocristiano y bizantino. Madrid: Ediciones Cátedra. Grupo Anaya S.A. ISBN 978-84-376-2407-5. 
  • Krautheimer, Richard (1981). Arquitectura paleocristiana y bizantina. Madrid: Ediciones Cátedra. Manuales Arte Cátedra. ISBN 84-376-0495-8. 
  • Zucchi, Maurizio (2021). Le chiese di Milano. Roma: Newton Compton editori. ISBN 978-88-227-5866-8.