Administración Pública de Chile

Escudo de la República de Chile

La Administración Pública Chilena comprende el conjunto de órganos y servicios que ejercen funciones administrativas bajo la autoridad del Estado, con el propósito de satisfacer necesidades colectivas, garantizar derechos, y ejecutar políticas públicas. Su estructura está definida en la Constitución Política de la República de Chile y en un conjunto de leyes y reglamentos que regulan su funcionamiento, organización y control.[1]

Normativas

Las principales leyes que configuran la Administración Pública en Chile son:

  • La Constitución Política de la República de Chile.
  • La Ley N° 18.575, Orgánica Constitucional de Bases Generales de la Administración del Estado.
  • La Ley N° 18.834, Estatuto Administrativo.
  • La Ley N° 19.880, que establece las bases de los procedimientos administrativos que rigen los actos de la Administración del Estado.

Estructura y organización

Órganos que conforman la Administración del Estado

Los órganos e instituciones que forman parte de la Administración del Estado están contenidos en el artículo 1 la Ley N° 18.575, Orgánica Constitucional de Bases Generales de la Administración del Estado:

Centralización y Descentralización

El aparato administrativo chileno se divide entre la Administración Central y la Administración Descentralizada:

  • Administración Centralizada: Incluye los ministerios y servicios dependientes del Presidente de la República, como subsecretarías y otras instituciones, las cuales actúan con la personalidad jurídica y patrimonio del fisco.[2]
  • Administración Descentralizada: Comprende organismos con personalidad jurídica y patrimonio propio, como la mayoría de servicios públicos, las municipalidades y los gobiernos regionales. Estos órganos poseen cierto grado de autonomía administrativa y financiera. Están sometidos a la supervigilancia del Presidente de la República y actúan con personalidad jurídica y patrimonio propio.[3]

Además, el país se organiza territorialmente en regiones, provincias y comunas, lo que da lugar a una estructura de gestión descentralizada a través de los gobiernos regionales y las municipalidades.[4]

Funciones principales

La Administración Pública en Chile tiene como funciones esenciales:

  • Ejecutar las leyes y políticas públicas;
  • Proveer bienes y servicios públicos;
  • Promover el desarrollo económico, social y territorial;
  • Fiscalizar el cumplimiento normativo en diversos sectores (medio ambiente, salud, trabajo, etc.);
  • Gestionar recursos humanos y financieros del Estado.[5]

Reforma y modernización

Desde la década de 1990, Chile ha impulsado diversos procesos de reforma del Estado y modernización de la gestión pública, destacando iniciativas como:

  • La profesionalización del empleo público (Alta Dirección Pública);[6]
  • El desarrollo de plataformas de gobierno digital y transparencia activa;[7]
  • La implementación de sistemas de planificación estratégica y control de gestión;[8]
  • El fortalecimiento de mecanismos de participación ciudadana.[9]

Estas reformas han buscado mejorar la eficiencia, eficacia, transparencia y legitimidad del aparato estatal, así como aumentar la confianza ciudadana en las instituciones públicas.

Control y fiscalización

La actividad administrativa está sujeta a control por parte de distintos órganos, como:

  • La Contraloría General de la República de Chile: Ejerce el control de legalidad y auditoría sobre los actos de la administración.[10]
  • El Poder Judicial de Chile: Puede conocer de los actos administrativos mediante recursos como la acción de protección y reclamaciones judiciales.
  • El Congreso Nacional de Chile: Ejerce control político a través de comisiones fiscalizadoras y acusaciones constitucionales.[11]
  • La ciudadanía y la sociedad civil: mediante mecanismos de participación, acceso a la información pública y la labor de organizaciones sociales.[12]

Participación ciudadana

En los últimos años, ha cobrado relevancia la participación de la ciudadanía en la gestión pública, a través de instancias como los Consejos de la Sociedad Civil (COSOC), consultas públicas y audiencias ciudadanas. Instrumentos normativos como la Ley N.º 20.500 sobre Asociaciones y Participación Ciudadana en la Gestión Pública han promovido una interacción más abierta entre el Estado y la sociedad civil.[13]

Referencias

  1. Constitución Política de la República de Chile. Artículos 1, 3, 38.
  2. Ley N.º 18.575 Orgánica Constitucional de Bases Generales de la Administración del Estado.
  3. Ibíd., artículos 3 y 5.
  4. Ley N.º 21.074 sobre Fortalecimiento de la Regionalización del País.
  5. Dirección Nacional del Servicio Civil. (2021). Manual de Organización del Estado.
  6. Servicio Civil de Chile. Sistema de Alta Dirección Pública.
  7. Consejo para la Transparencia. (2022). Informe Anual de Transparencia.
  8. Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo (SUBDERE). Gestión Pública Territorial.
  9. Ministerio Secretaría General de la Presidencia. Política Nacional de Participación Ciudadana.
  10. Contraloría General de la República de Chile.
  11. Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. Funciones Fiscalizadoras del Congreso Nacional.
  12. Ley N.º 20.285 sobre Acceso a la Información Pública.
  13. Ley N.º 20.500 sobre Asociaciones y Participación Ciudadana en la Gestión Pública.