Razón bruta revolucionaria

Razón bruta revolucionaria es un ensayo del filósofo chileno Hugo Herrera, en el cual desmenuza y critica la propuesta política del ex convencional, académico y dirigente progresista Fernando Atria.

Razón bruta revolucionaria. La propuesta política de Fernando Atria. Un caso de precariedad hermenéutica
de Hugo Herrera
Género Ensayo, Crítica
Tema(s) Filosofía, Teoría Política
Editorial Katankura
Carl Schmitt Between Technological Rationality and Theology: The Position and Meaning of His Legal Thought

(2020)
Razón bruta revolucionaria. La propuesta política de Fernando Atria. Un caso de precariedad hermenéutica
Crisis epocal y republicanismo popular

(2021)

Argumento

El libro plantea una crítica de la visión política de Fernando Atria, a la que califica de "moralizante" y "generalizadora". 1. Atria discierne dos ámbitos sociales fundamentales: el mercado y la "deliberación pública". El mercado es entendido como "ámbito de alienación" o "mundo de Caín". La "deliberación pública" es considerada ámbito de emancipación, porque en ella se reconoce al otro, con quien se discute, y en ella prevalecen las opiniones mejor fundadas. 2. El mercado contamina con su egoísmo la deliberación. 3. Para limitar sus efectos perniciosos se lo debe desplazar de áreas enteras de la vida social. 4. De ese modo, prohibiendo el mercado y posibilitando la deliberación, se llegará en algún momento a una situación comunista, “post-institucional” o de “reconocimiento radical del otro”.

La crítica de Herrera se concentra fundamentalmente en dos puntos. (A) La propuesta de Atria de prohibir al mercado, desconoce el significado político del mercado como factor de división del poder social. La prohibición del mercado carece de límites claros. Escribe: “Por eso”, porque “[e]ntre todas” las “dimensiones” sociales –“salud, vivienda, seguridad social, etc.”– “hay desde luego implicaciones recíprocas”, “la intervención” estatal “debe ser holística” (DS 111). El carácter holístico o total de la intervención estatal se expresa en el modo en que Atria termina la frase en la cual alude a las dimensiones que deben ser intervenidas: un “etc.”. También en su a que “todas” las dimensiones sociales están recíprocamente implicadas, lo que las hace a todas, en principio, asunto de intervención.[1] Se opone, así, al principio republicano de la división del poder social. Si quien gobierna y quien emplea coinciden, el poder se concentra y la libertad queda amenazada.[2] (B) La propuesta desconoce los límites de la deliberación política. Ella es generalizante y ocular. Acepta solo los argumentos universalizables (aceptables para todos). Además, es una racionalidad crítica, que pone al otro bajo escrutinio y examen, incluso bajo la amenaza de escarnio y ridículo. Esa deliberación es hostil a la peculiaridad de las situaciones concretas y a la singularidad de los individuos.

El dispositivo público-deliberativo, por su propia forma de operar, tiende a reconocer sólo lo generalizable. Es, precisamente por eso, que, ni aun en condiciones de delibera- ción perfecta, se supera la heterogeneidad de sus producciones con la imprevisibilidad de las situaciones y con la singularidad de los otros. La superación de la heterogeneidad entre las reglas de la mente colectiva y la imprevisibilidad y singularidad de la realidad concreta y los individuos en ella supondría asumir algo así como un intelecto arquetípico o creador en los seres huma- nos, individual o colectivamente considerados.
Herrera, ‘‘‘Razón Bruta Revolucionaria’’’, p. 38

La astucia en el cálculo con argumentos y la crítica tienen un potencial opresivo con la singularidad de los individuos, las ideas novedosas, los modos de vida disfuncionales.[3]

Que la deliberación racional se efectúe públicamente, significa que ella tiene lugar ante las miradas de una multitud, de un público. Immanuel Kant entiende a esta ocularización en el empleo de la razón como el modo en el que se desencadena más fácilmente la capacidad crítica de ella. El público posa. Su pose expresa vulnerabilidad. El público ocularizado busca tapar lo impresentable, lo ridículo, lo extraño, lo nuevo. La visibilización somete a los participantes al escrutinio, a la inquisitividad de las miradas, a la penetración severa de la vista. La iluminación o exposición que acontece en la deliberación pública tiende a acentuar la inclinación generalizan- te de la razón, en la precisa medida en que, por la vía del escruti- nio, la indagación, el sometimiento al filo del ojo, ella es podero- samente hostil a lo que no pasa por el cedazo de lo generalmente admisible, lo oscuro, lo íntimo, lo singular, lo raro, lo inusitado. Lo arcano tiende a ser reducido y forzado hacia la superficie, las honduras de la psique y la vida concreta a devenir trivialidad pasable por la cortapisa de los ojos activos de la multitud.
Herrera, ‘‘‘Razón Bruta Revolucionaria’’’, p. 19

El propio Atria muestra la intolerancia de su posición. Escribe: “Aceptar respecto de alguna cuestión que hemos llegado al punto en el cual sólo puede decirse ‘esa es su opinión, yo tengo la mía’ es una posición inaceptable”.[4] El mero escepticismo es discriminado como “inaceptable”.

Atria está sosteniendo aquí que en un ámbito de cuestiones dis- putables o, más aún, que en todas ellas la alternativa es la siguien- te: o bien el escepticismo, o bien el convencimiento respecto de la verdad. Sólo esta última posición es pertinente o aceptable o admisible.
Hugo Herrera, ‘‘‘Razón Bruta Revolucionaria’’’, p. 43

(C) Atria entiende que por medio de la deliberación y la prohibición del mercado se puede llegar al comunismo o la situación de reconocimiento recíproco universal. Desde el reconocimiento parcial del otro que se produce en las discusiones políticas, hay un salto hacia el reconocimiento total. De ese salto, no hay justificación. Atria dice que es la “fe” lo que está en la base de su propuesta.

Hugo Herrera, ‘‘‘Razón Bruta Revolucionaria’’’, p. 67-68

Sobre el libro

“En este libro se dedica a analizar la propuesta política de Fernando Atria, que es uno de los principales intelectuales orgánicos del Frente Amplio. Y nos muestra sus falencias desde una visión republicana” [5]

“Cuando la política se ejerce desde la “brutalidad de la razón” emergen nuevos ídolos, a pesar de que sus nombres ahora sean la ‘deliberación pública’, la ‘participación’, o ‘la común humanidad’. Estamos ante una razón entregada a la astucia del universal. Desde luego, no deja de ser irónico que la ideología política que irrumpió para descomprimir la carga del absoluto de los poderes públicos europeos, con el tiempo, se transformó en una racionalidad reactiva, organizada desde una jerarquía de valores morales. Herrera tiene razón cuando intuye que ahí donde existe una precariedad hermenéutica tiene lugar un ‘ejercicio de un pensamiento dogmático’. Un rasgo dogmático que se desentiende de la dimensión insondable de la experiencia humana”.[6]

Referencias

    1. Atria, Derechos sociales y educación, p. 111.
    2. Herrera, H. Razón Bruta Revolucionaria, p. 51-56.
    3. Herrera, H. Razón Bruta Revolucionaria, p. 29-49.
    4. Atria, Neoliberalismo con rostro humano, p. 209.
    5. Jorge Fuentes, “Hugo Herrera, Razón Bruta Revolucionaria”, en Ciudad de los Césares 125 (2020), 45.
    6. https://infrapoliticalreflections.org/2020/10/21/la-fe-liberal-sobre-razon-bruta-revolucionaria-la-propuesta-politica-de-fernando-atria-katankura-editorial-2020-de-hugo-herrera-por-gerardo-munoz/ Gerardo Muñoz, “La fe liberal: Sobre Razón Bruta Revolucionaria

    Enlaces externos

    • Texto completo de Razón Bruta Revolucionaria en la página www.academia.edu.
    • Reportaje sobre el texto, en “Biblioteca Nacional Digital” de Chile:
    • Reportaje sobre el texto en diario La Tercera:
    • Entrevista a Hugo Herrera en El Mostrador:
    • Entrevista a Hugo Herrera en LAGORA:
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