La Tuna de Oro
La Tuna de Oro es una colección de cuentos publicada en 1951 por el escritor venezolano Julio Garmendia. Se trata del segundo y último libro publicado en vida por Garmendia. El libro fue editado por primera vez en Caracas, por la editorial Ávila Gráfica.
La Tuna de Oro | ||
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de Julio Garmendia | ||
![]() Cubierta de la edición de Monte Ávila Editores de 1982 | ||
Género | Cuento | |
Subgénero | Realismo, literatura fantástica | |
Editorial | Ávila Gráfica | |
Ciudad | Caracas | |
País | Venezuela | |
Fecha de publicación | 1951 | |
Formato | Impreso | |
Cronología de Julio Garmendia | ||
La Tuna de Oro | La hoja que no había caído en su otoño | |
En 1939, debido al estallido de la Segunda Guerra Mundial, regresa a Venezuela, luego de haber ejercido una carrera como diplomático, trabajando con la delegación venezolana en París, luego siendo cónsul general en Génova, Copenhague y Noruega.[1]En su regreso a Caracas se instala en el Hotel Pensilvania, situado en el Pasaje Linares, a dos cuadras de la Plaza Bolívar, no muy lejos de la Casa del Libertador. Su estadía en este hotel, hasta el año 1945, inspirará el relato La Tuna de Oro, que da título a este libro.[1]
Cuentos

Para Óscar Sambrano Urdaneta, "(l)os relatos de este volumen se originan en gran parte en las emociones y descubrimientos de quien regresa a su país, después de una ausencia prolongada. El ausente que retorna ha visto grandes y pequeñas ciudades, ha contemplado paisajes que en nada se parecen a los de su tierra y degustado frutas, que tampoco se asemejan a las que solía paladear en su lejana hacienda natal. La gente con la que se ha cruzado es distinta, habla otras lenguas, viste y se conduce de manera diferente. La comida tiene otra sazón. Casas, calles, plazas y avenidas son por entero diferentes a las que recuerda de Caracas o de Barquisimeto, y más aún de El Tocuyo. Ha tenido la experiencia de vivir las cuatro estaciones, extrañas a su tierra, donde el año se lo reparten el verano y los aguaceros. Sería necedad atreverse ni siquiera a insinuar que nada de aquello le llamara la atención a “un escritor en formación”, esto es, a una mente joven, abierta a las novedades de una nueva y estimulante existencia. Pero también sería inexacto suponer que la nostalgia no lo visitase, y que no extrañara a las personas y los ambientes que lo habían acompañado durante los primeros veinticuatro años de su vida".[1]
La Tuna de Oro está compuesto por los siguientes relatos: La Tuna de Oro, Manzanita, El médico de los muertos, Eladia, Las dos Chelitas, La pequeña Inmaculada, El temblor de medianoche, Guachirongo.
La Tuna de Oro
La Tuna de Oro es un hotel habitado por personajes extraños. A igual que ocurre en La tienda de muñecos, el primer cuento, que da título al libro, es a la vez una locación y una antesala que marcará el estilo y la temática de la obra entera, poblada por personajes raros, inverosímiles y fantásticos.[1]
Para Sambrano Urdaneta, aunque "la incorporación de elementos venezolanos es el rasgo más sobresaliente", "no se trata, sin embargo, de temas que correspondan a un neorrealismo criollista, en lo que respecta, por ejemplo, al ambiente, huéspedes y servidores del hotel La Tuna de Oro, porque no es el acento “criollo”, “pintoresco” el que se enfatiza en esta narración, sino su admiración ante personajes sui géneris, interesantes no porque fueran vernáculos, sino porque se diferenciaban sustancialmente de los huéspedes, mesoneros y camareras de los hoteles europeos."[1]
Para Orlando Araujo, "(n)o podía resultar costumbrista el trabajo de un narrador de lo improbable, tan seguro y tan lúcido de su capacidad para establecer relaciones insólitas entre las cosas de un mundo cotidiano: la imaginación ejerció su búsqueda en un escenario y en un tiempo vivenciales, los personajes son muy reales y, sin embargo, sus sueños, sus pequeñas tribulaciones, sus construcciones ilusorias parecen como aislados de una realidad lejana (aun cuando circundante) que los exila y los suspende como, en la pintura japonesa, son suspendidos en imprecisa lejanía ciertos trozos del paisaje."[2]
Manzanita
Manzanita es una fábula en la que una manzana criolla se siente acomplejada frente a sus pares del Norte, hasta que supera su complejo de inferioridad y siente lástima por las del Norte, al darse cuenta de que las extranjeras no pueden subsistir fuera del refrigerador.[1]
Se trata de un relato muy representativo de la obra de Garmendia, en la que abunda la cosificación de los personajes o el otorgar personalidad a las cosas naturales (la hoja marchita que se niega a morir en La hoja que no había caído en su otoño), o a los artefactos (los muñecos de La tienda de muñecos como alegoría de la humanidad o la motocicleta como símbolo del desarraigo en La motocicleta selvática).[1]
El médico de los muertos
En El médico de los muertos, Garmendia utiliza el humor y el absurdo para crear un médico que, a diferencia del médico de los vivos, que lucha por evitar que sus pacientes mueran, evita que sus enfermos revivan (revirtiendo así la estética del revenant o el zombi).[1]
Eladia
Eladia relata la historia de una mujer negra, sirvienta en una casa caraqueña, que se encuentra afectada por una extraña mudez. Eladia solo puede pronunciar las palabras "me pesa", que repite sin cesar. El lector no sabe qué le pesa a Eladia, pero puede inferir que se trata de un peso psicológico, ligado a la culpa. Más adelante en el cuento, Eladia pide permiso a la señora de la casa para ausentarse unos días e ir a visitar a un familiar enfermo en Ocumare de la Costa. Eladia regresará meses después con una hija, contenta y con brillo en los ojos. Pero Eladia no curará su mudez, ni su culpa, que trasladará a su hija diciéndole "¡Me pesa! ¡Me pesa! ... ¡Diga!".[3][4]
Orlando Araujo afirmaba que no le convencía el cuento puesto que era totalmente inverosímil.[2] Bermúdez Antúnez, por su parte, cree que la inverosimilitud no es el problema, ya que éste es más bien un rasgo típico en la obra de Garmendia. Sin embargo encuentra una gran dificultad en interpretar el cuento.[3]
Se trata de un relato cuyo tono raya en el absurdo y puede relacionarse con cuentos como El diente roto de Pedro Emilio Coll (anterior) o La mano junto al muro de Guillermo Meneses (posterior). Para Luis Barrera Linares, Eladia tendría relación con la cuentística de José Rafael Pocaterra.[5] Para Héctor Torres Eladia es un ejemplo clarísimo "de la intensa magia que reside en las situaciones cotidianas".[6]
Las dos Chelitas
En Las dos Chelitas, "el tema es el de una negociación entre dos niñas homónimas, una rica y enfermiza, pobre pero saludable la otra. La Chelita rica trata de convencer a la Chelita pobre de que reciba todos sus juguetes a cambio de un sapo que es la mascota de la Chelita pobre, pero ésta se niega a aceptar la propuesta. El fallecimiento de la niña rica pone un conmovedor punto final al inocente regateo."[1]
La pequeña Inmaculada
La pequeña inmaculada es un relato en el que la muerte ronda a una joven devota.
Este relato "retoma la búsqueda del reino perdido de los cuentos misteriosos, verdadera joya de la literatura de todos los tiempos, el relato voluntariamente se dispersa en cuadros y escenas separados, y a la vez unidos, por algo así como disolvencias de un lenguaje que se levanta y desciende y se esfuma para volver a elevarse con ondulaciones de plegaria. Original visión de un ambiente místico, allí apenas se mueven seres en trance de éxtasis o remordimientos, viejas beatas y ancianos penitentes, niñas casi de cera bendita y mujeres enlutadas con movimiento de oscuras arañas. Contrasta con la serenidad de un santo de bigotes, que se mueve y se persigna y parece bendecir a todos, la figura vulgar del sacristán, pasando de cepillo y lochero como él solo. Todo ello envuelto en la penumbra apenas invadida por la luz que dejan filtrar los vitrales polvotientos, y por el parpadeo de las velas que se encienden, se apagan y vuelven a ser encendidas con devoción temblorosa de almas aisladas entre la vida y la muerte. Uno sabe, como en «La tuna de oro», que afuera está la calle, pero el autor aísla y suspende el fragmento de mundo que fabula y lo construye como totalidad. Ahora advertimos que el realismo temático sirve de apoyo irónico al cuento inverosímil."[2]
El temblor de medianoche
Titulado inicialmente Las tres mujeres, el relato El temblor de medianoche es "una instantánea a medianoche, en un parque, después de un temblor de tierra: tres damas solitarias acampan allí hasta la madrugada, acompañadas de un perro fiel, un novio tardío y los restos de una vida sin percances mayores que los de un desengaño y una soltería llevados con reminiscencias viajeras, y con la dulce resignación de una mano amorosa acariciando a una gata apenas olvidada."[2]
Guachirongo
Guachirongo es un relato inspirado en la tierra natal del escritor. Guachirongo sería "un personaje popular que deambulaba por las calles de Barquisimeto, seguido por unos cuantos perros, hambrientos como su dueño. Vende gritos y bailes a los muchachos. Un día desaparece y se vuelve legendario al ser visto danzando entre las nubes de algún crepúsculo barquisimetano, siempre acompañado por sus fieles animales."[1]
Para Orlando Araujo, el tema del cuento "es la locura de los crepúsculos en una ciudad donde el sol sabe morirse como un dios poeta (Barquisimeto); locura metida en el grito y en las danzas de un vagabundo de pueblo que celebra el mito de la luz poniente con la fiesta despidiendo a un sol en llamas, desangrado."[2]
Ediciones
- Ávila Gráfica. Caracas, 1951
- Universidad Central de Venezuela (Col. Letras de Venezuela), Caracas, 1973
- Casa de la Palabra, Caracas, 1976
- Editorial Amigos de Daniel Agüero, Córdoba, Argentina, 1977
- El Cid, Editor, Buenos Aires-Caracas, 1978
- Monte Ávila Editores, Caracas 1982 (reediciones en 1985, 1990 y 1998)
- Grijalbo, Caracas, 1994
Referencias
- Garmendia, Julio (2008). Oscar Sambrano Urdaneta, ed. La tienda de muñecos y otros textos. Caracas, Venezuela: Fundación Biblioteca Ayacucho. pp. 261-268.
- dice, Desiree Quero. «En busca del reino perdido, por Orlando Araujo - FicciónBreve». ficcionbreve.org. Consultado el 24 de noviembre de 2023.
- «El negro como personaje en la narrativa corta venezolana: nudos». studylib.es. Consultado el 24 de noviembre de 2023.
- Valladares-Ruiz, Patricia (1 de enero de 2013). Genealogía de una intermitencia: subjetividades afrodescendientes en la cultura venezolana contemporánea. Brill. pp. 245-264. ISBN 978-94-012-1014-0. Consultado el 24 de noviembre de 2023.
- Linares, Luis Barrera (1997). Desacralización y parodia: aproximación al cuento venezolano del siglo XX. Equinoccio. ISBN 978-980-01-0960-1. Consultado el 24 de noviembre de 2023.
- «Letralia - "Credo personal para una est‚tica del cuento", H‚ctor Torres». letralia.com. Consultado el 24 de noviembre de 2023.