Julio Larrondo Yáñez

Bula pontificia del nombramiento episcopal Francisco, Obispo, Siervo de los Siervos de Dios Al querido hijo Julio Esteban Larrondo Yáñez, del clero de la arquidiócesis de Santiago de Chile y hasta ahora vicario episcopal y párroco, elegido obispo auxiliar para la misma arquidiócesis, y a la vez, distinguido con el título de la diócesis de Magarmel, salud y bendición apostólica. Los cristianos somos en el mundo lo que es el alma en el cuerpo, la cual, estando infundida en el cuerpo, sin embargo, abarca al cuerpo. Entonces, confinados en el mundo como en una prisión, abarcamos el mundo y peregrinando en medio de las realidad corruptibles, buscamos las incorruptibles, viviendo sin duda en la carne, pero no de acuerdo a la carne. Movidos por el deber de propagar adecuadamente aquellas enseñanzas, las más altas de la vida, con paternal disposición y corazón amplio, nos disponemos para procurar el beneficio de la grey de Santiago de Chile, cuyo arzobispo metropolitano, el venerable hermano Celestino Aós Braco OFM Cap., solicitó un auxiliar para llevar adelante las obras de la arquidiócesis, para que alimente más abundantemente al pueblo de Dios, con la palabra evangélica y con el ejemplo. Por lo tanto, querido hijo, pensamos en ti, que por los abundantes méritos acumulados en el ejercicio de tu trabajo pastoral, has alcanzado una singular estima y por experiencia, has sobresalido en los dones espirituales, tanto como los humanos, que te han hecho apto para realizar estos oficios. Por ello, una vez escuchado el parecer de la Congregación para los Obispos, con nuestra autoridad apostólica, te constituimos obispo auxiliar de la querida comunidad metropolitana de Santiago de Chile, después de haberte otorgado el título episcopal de Magarmel, y una vez, concebidos los derechos propios e impuestas las obligaciones correspondientes que te están unidas a este oficio. Podrás recibir la ordenación episcopal de manos de obispos católicos, en cualquier lugar fuera de la ciudad de Roma, observando las normas litúrgicas. Te corresponderá, sin embargo, previamente hacer profesión de fe y jurando de fidelidad a nosotros, a nuestros sucesores y a las normas de ley eclesiástica. Dios que ama y que restituye la inocencia, vuelva a ti su corazón, para que ames siempre el rebaño, dando testimonio siempre de tu caridad. Dado en Roma, en el Laterano, el día veintiséis del mes de mayo del año del Señor dos mil veinte, el octavo de nuestro pontificado.

Francisco