Curva de fragilidad
Las curvas de fragilidad permiten la estimación del daño en edificios construidos en regiones de riesgo sísmico y su comportamiento en caso de ocurrencia de un terremoto aplicando procedimientos probabilistas a partir del de análisis de su curva de capacidad.
Una de las formas más utilizadas para estudiar el comportamiento de un edificio ante un sismo es por medio de su curva de fragilidad. Esta curva representa la probabilidad de exceder un cierto grado de daño. Los gados de daño se clasifican en función de la Escala Macrosísmica Europea (EMS de 1998). Los gados de daño van de leve, intermedio, severo, colapso parcial y colapso total. En ocasiones un edificio que ha sufrido graves daños durante un sismo, a pesar de no haber colapsado, hay que derribarlo para proteger la vida de las personas y un potencial colapso inminente por lo que se considera con el mayor grado de daño: colapso.
Las curvas de fragilidad reflejan el comportamiento no lineal del edificio. Hay que tener en cuenta que el comportamiento ante un sismo de un edificio es completo, no sólo es importante el comportamiento de la estructura. De hecho es habitual en eventos sísmicos que se produzcan perdidas humanas por caída de petos o cerramientos a la vía.
La elección de una curva de fragilidad adecuada es complejo debido a la multitud de incertidumbres que intervienen en el comportamiento ante sismo.