Centro Latinoamericano de Asesoría Empresarial

Se fundó en 1978 por el empresario cuzqueño Carlos Remo Manrique Carreño, conocido popularmente como «Cheverengue».[1][3] Tuvo un capital de 100 mil soles.[4]

Organizado como sociedad anónima operó un sistema similar a la esquema piramidal con 250 000 clientes entre 1989 y 1992.[5][6] Debido a que incluyeron como inversores a empleados públicos jubilados y ex oficiales de las Fuerzas Armadas con la promesa de retornar los fondos, se consideró como la mayor estafa financiera en la historia de Perú.[1][7] Para entonces, en 1993, la red captó fondos de 200 millones de dólares anuales.[8][9]

Las sospechas motivaron a la Superintendencia de Banca y Seguros solicitar el origen de los ingresos. Se propuso formalizar la empresa, sin embargo la SBS lo denegó debido a una posible banca paralela que planearon erradicarlo.[10][11]

Fue en 1994 donde se descubrió la estafa, la Superintendencia tomó acciones legales.[12] Debido a su posterior fuga a Estados Unidos y un intento de soborno a Vladimiro Montesinos para ocultar el escándalo,[13] Manrique fue capturado y deportado para su arresto por la Policía peruana.[1] El 16 de mayo de 1994, por orden de la Corte Suprema, CLAE fue disuelta.[7] El 10 de octubre por resolución SBS N°085-94 se forzó al cierre de varios locales. En marzo de 1997 condenaron a Manrique a ocho años de prisión.[14]

A pesar de la clausura, no se consiguió la devolución del dinero a los aportantes durante los años siguientes,[15] mientras que en 2008 la policía arrestó a Manrique por nuevos delitos de estafa.[16] Tampoco el Estado autorizó asegurar a los afectados por temor a dañar la economía formal.[17] Fue en 2017 que se formó la Comisión Liquidadora del CLAE para realizar la devolución de las aportaciones con un límite de 500 soles,[18][19] a partir de los bienes de Manrique valorizados en 30 millones de dólares.[9]

La empresa, sin regulación de las instituciones, ofreció intereses variables de un máximo de 13% mensual o de hasta 100% anual desde una cuenta de ahorros. Este se gestionaba desde una red de 89 empresas encargadas de generar dinero para devolver con altas tasas a los inversores.[1][9] Los contratos a modo de letras se realizaron con la firma de Manrique.[4][10] Para 1992 la tasa fue del 20%, mayor al 6% de la banca formal.[4]

Fue en su momento, el modelo de negocio que mayor impacto tuvo en Latinoamérica hasta los años 2020, cuando Juan Carlos Reynoso hizo algo similar con la empresa Omega Pro.[20][21]

• Moreno, Pflücker (1998). CLAE, anatomía de una estafa: ¿dónde está el dinero?. Aloft. OCLC 807887411. Consultado el 25 de mayo de 2022.